Chequen esta nota de Milenio. Pablx, delincuente electoral.
Súmenle los datos que presentamos en Fifilandia (Miércoles, 9 de la noche) sobre la obra pública en Carmen y las dos empresas beneficiadas por Pablx, que tienen nombres distintos pero el mismo domicilio fiscal: un laboratorio de análisis clínicos en la ciudad de Campeche.
Hecha la suma, vamos a tratar de explicarnos algo:
Como usted sabe, Pablx Gutiérrez Lázarus era panista, es decir, pertenecía a uno de los hemisferios de aquello que el rabí del platanar llama PRIAN y es culpable de todas las desgracias de México.
Pero en 2021 Layda, con ese corazón que no le cabe en el pecho sintético, le dio la bienvenida en Morena y el panista entró en la 4T.
Por la 4T regresó a la alcaldía de Carmen en 2021 y ahí pretende continuar. Hoy está en campaña por la reelección.
Y fue en la campaña por la reelección que lo sorprendieron corrompiendo y corrompiéndose: repartiendo dinero entre los jodidos en representación de Animal Roncoa.
He aquí, bestionautas, la cuestión que me desvela:
¿Las tendencias delincuenciales de Pablo se deben a que era prianista y no se ha curado de la infección, o a que, integrado a Morena, adquirió los hábitos de los cuatreros que no mienten, no roban y no traicionan?
Y no, amiguitos: aunque parezca que en el párrafo anterior aporté dos variaciones del mismo fenómeno, corrupción no es lo mismo que corrupción, según nos ha enseñado AMLO.
La corrupción de antes era neoliberal, fifí, profundamente conservadora, egoísta y vendepatrias. En cambio, la corrupción de la 4T es nacionalista, muy humilde y muy patriota, un destilado de virtudes del pueblo bueno y sabio.
Un ejemplo: La Estafa Maestra ascendió a 8 mil millones de pesos, pero eran millones de los de Peña Nieto, que se guardaban en Andorra y otros paraísos fiscales fifís; en cambio, el fraude a Segalmex es de 20 mil millones, dos y media veces la Estafa Maestra, sí, pero dos y media veces muy rete patrióticas.
Y no está de más comentar que ninguno de esos millones fue robado sin antes cantarle el Himno Nacional.
Aclaradas las diferencias entre corrupción y corrupción, vuelvo a mi cuestión:
¿Pablx es corrupto por sus antecedentes panistas o es un caso extremo de intoxicación chaira?
¿O hay una tercera posibilidad latente: trajo la música por dentro y es corrupto a secas, sin siglas ni consignas, sin sentido y sin motivo, por el puro y solitario placer de rasguñar el erario?
No sé qué responder.
En lo que sí no hay misterios ni embrollos es en la envidia que siento por mis hermanos carmelitas; dichosos ellos que en estas elecciones podrán elegir entre un corrupto prianista, un corrupto patriota o un nacido para ser corrupto tachando en la boleta un único nombre: Pablx.
Oscar Rosas se los va a agradecer, suertudotes.
Besitos corruptos pero buenos y sabios,
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.