Ayer por la noche, Javier Alatorre inició su noticiero con un elogio a AMLO, todo bien bonito, pero después enfiló sus misiles contra el doctor Gatell sin tentarse el corazón. Lo llamó mentiroso, pidió al público no hacerle caso y tachó sus informes diarios de intrascendentes. Fue un llamado a la desobediencia civil en un momento especialmente delicado para el país.
La respuesta de AMLO hoy al mediodía fue mansa, complaciente, peor aún: de una tolerancia excéntrica tratándose del rabí de Macuspana:
“Se equivocó mi amigo Javier Alatorre. Fue una actitud no bien pensada. Tiene el derecho a manifestarse, a expresarse. Pero sí aclarar que no está bien el llamar a no hacerle caso al doctor Gatell.”
Este AMLO no tiene nada que ver con el de hace unos días, el que aplicó una rutina kung-fu Shaolín contra Thalía, Derbez y El Chicharito por pecados muy menores.
Porque a fin de cuentas, Derbez sólo solicitó ayuda para una clínica del IMSS en Tijuana donde hacía falta equipo médico de protección, denuncia que fue respaldada por el gobernador de Baja California, Jaime Bonilla. Thalía nos pidió que nos quedáramos en casa cuando empezaban a multiplicarse los casos de neumonía atípica mientras que AMLO nos decía que no pasaba nada y podíamos salir con confianza. Y Chicharito no mete un gol desde hace 14 años.
Extraña bipolaridad la de AMLO. Parece que lo de Alatorre no le indignó demasiado. Parece que lo de Alatorre, mas que fake news, son otros datos.
Y por ahí va doña Olga Cordero.
Hace unos días, la Secretaría de Gobernación de doña Olga anunció sanciones para El Diario de Juárez y El Diario de Chihuahua por publicar una fotografía de cadáveres apilados en una habitación, imagen que pertenecía, en realidad, a un hospital de Ecuador. Pero hoy, ante el desafío lanzado por el Lord Molécula de Salinas Pliego, Javier Alatorre, doña Olga apenas y tuiteó un mensaje zen en el que ni siquiera mencionó a la televisora.
Esto me recuerda una frase de George Orwell en Rebelión en la granja:
“En esta granja todos los animales son iguales, pero Salinas Pliego…”.
Besitos.
Tantán.
