El incremento de cuatro pesos en el peaje del Puente de la Unidad es otro capítulo de la terrible y triste historia Alito vs. Carmen. No va a detenerse ahí, os lo juro. Ahora bien, hay una pregunta que desde hace tiempo me está dando vueltas en la mollera: ¿quién debe defender a los carmelitas del rencor de este engendro? ¿Quién, entre los personajes públicos de la isla, debe mostrar dignidad y reclamar por esta alza injustificada y criminal?
Los primeros obligados deberían ser los panistas, porque son gobierno municipal y en teoría adversarios del PRI, pero no lo han hecho. Hasta el momento de escribir estas líneas no he escuchado ninguna declaración de Pablo Gutiérrez Lázarus contra las nuevas tarifas del puente, y en su página Facebook sólo vi fotos del mejoramiento de la imagen urbana, de buenos deseos para este año y 40 mil selfis muy coquetos.
Jorgito Nordhausen, que aspira a suceder a Lázarus, tampoco ha mencionado el tema. En la misma red social tiene una foto de C-Anaya dándole un besito de piquito a su esposa, otra en la que practica en una caja de bateo para darle la bienvenida al 2018, pero ninguna referencia a la cuchillada trapera del gober.
De los diputados panistas no esperen nada. Hasta hoy han avalado cínicamente todas las aberraciones de Moreno y no van a cambiar. Más que legisladores de oposición, son maquetas con nuevo chip.
Y si los panistas no lo hacen, los priistas menos. El precandidato, por no decir el candidato de facto del PRI a la alcaldía, es José Antonio del Río, el mismo que una noche de hace tres años se acostó siendo panista y se levantó con el logo del PRI tatuado en la frente y una diputación “segura” en la bolsa. José Antonio difícilmente reproche algo. Entre su cariño a Carmen y la candidatura que sólo Alito puede entregarle, la isla se va mucho al carajito. El amor tiene límites.
Y por último, los periodistas: ¿cuál será su reacción? Salvo excepciones, su tarea durante estos dos años ha sido magnificar las muchas burradas de Lázarus hasta convertirlas en asunto de seguridad nacional, mientras que a Alito, otro que viaja de burrada en burrada, le embadurnan los sabañones con cantidades oceánicas de saliva. Ven ahora, con lupa, lo que ignoraron con Satanás y Chely. Por tanto, pueden apostar lo que gusten a que ninguno de ellos mencionará el incremento ni saldrá a defender nada salvo su miserable chayo.
Así que, carmelitas nacidos y adoptados, con esos farsantes como representantes públicos mucho me temo que sólo se tienen a ustedes, su solidaridad y su dignidad, para enfrentar la desgracia. Les deseo suerte y les aporto una sugerencia: soliciten a Cuba unos cursos inmediatos e intensivos porque, como van las cosas, dentro de muy poco tendrán que salir de su isla en balsa.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.