En noviembre de 2018, antes de que los diputados locales panistas se pelearan con Eliseo, lograron controlar la agenda legislativa e ingresar en el debate temas delicados como el de los hospitales campechanos, víctimas inermes de Purux Ortega y Alito Moreno que los saquearon impunemente y los redujeron a ruinas. Ese momento hubiera sido un buen punto de partida para recuperar la infraestructura hospitalaria y regresarle funcionalidad.
Por desgracia, la bancada de Morena, tripulada por Animal Ostoa, prefirió la prostitución y se entregó a Alito, y para encubrir el desastre clínico los diputados armaron expediciones a los hospitales de Carmen y Campeche, supervisiones simuladas, donde vieron paredes recién pintadas con rastros de moho que los brochazos no pudieron ocultar, el cielo raso rabiosamente húmedo, pisos con cochambre antiguo que alguien intentó remover a trapazos, instrumental y equipos de rayos x y ultrasonido rentados para la ocasión, medicinas que se creían extinguidas hace milenios y enfermos felices que recitaban boletines de gobierno.
Dos días después, en la sesión rete ordinaria, los diputados morenos y priistas se deshicieron en halagos para Alito, misión cumplida, mientras el goberladrón desmontaba la escenografía que había construido y los sanatorios regresaban a su condición de rastros públicos.
Pasado el tiempo, Eliseo se peleó con 5 de los 6 diputados panistas acusándolos de querer “subir al Cuarto Piso”, es decir, de querer negociar con Alito. Luego él subió al Cuarto Piso para “platicar” con Alito. Los diputados panistas lo llamaron traidor y no sé si también fueron al Cuarto Piso a negociar, pero cuando Moreno Cárdenas pidió licencia y propuso a su patiño, el secretario de Gobierno, como sustituto, salvo dignas excepciones todas las bancadas se mostraron jubilosas y votaron por la fabulosa idea, y ahora Aysa rebuzna en las alturas.
Sumado lo anterior teníamos ruinas y torpeza, pero faltaba un ingrediente más en la sopa: el Covid-19, un virus contagioso cuyos síntomas aparecen varios días después de haberse alojado en la víctima, que además se propaga velozmente, tiene la resistencia y la adaptabilidad de Bartlett y es extraordinariamente letal con los adultos mayores. Ya llegó y encontró las condiciones ideales para destrozarnos.
Un capítulo reciente engloba la tragedia e indica lo que nos espera. En el Hospital de Especialidades nadie tuvo la precaución de aplicar las medidas de aislamiento y protección cuando era inminente el arribo del bicho, y por tanto siguieron ingresando enfermos de todo tipo y el personal estuvo en contacto con ellos sin los cuidados necesarios; ahora sospechan que algunos pacientes estaban infectados, nadie sabe a ciencia cierta quiénes, pero lo que es un hecho es que enfermeras, médicos, afanadoras y demás muy probablemente están ya tocados por la pandemia.
Es posible que el Hospital de Especialidades cierre pero, por la indecisión y la negligencia que ha empañado todo el proceso de sanidad en Campeche, hasta ahora no deciden si cerrará por completo o sólo una parte, o si continuará en funciones y que sea el azar el que reparta suerte.
Mientras eso sucede, en el Cuarto Piso celebran la buena suerte y están más activos que nunca.
El anuncio de AMLO sobre los 400 mil millones de pesos que repartirá para el combate al Covid-19 ha puesto a los buitres de Alito, al sustituto y adláteres a preparar las comercializadoras y otras empresas fantasmas de su propiedad, que serán las encargadas de abastecer al gobierno de despensas y todo lo necesario para hacer frente a la emergencia cuando reciban el dinero federal.
Por supuesto, cada cosa será adquirida en cantidades industriales porque una buena parte será desviada para revenderla, y cada producto será etiquetado al sobreprecio habitual porque algún premio debe tener quien se esmera, se desvela y se desgasta en pro del progreso y el beneficio de Campeche.
Curioso: la ineptitud que ha desarrollado nuestro gobierno tiene un antídoto muy eficaz: la oportunidad de robar.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.