Yo, Miguel Ángel Villarino Arnábar, en uso restringido de mis facultades mentales, declaro que soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha; declaro asimismo que fui feliz en aquella mitad de mi vida que transcurrió entre fiestas, orgías y otras actividades de esa índole, y que me afligirá hasta el final haber desperdiciado miserablemente la otra mitad; y por último, confieso que me dedico al periodismo por cumplir, por voluntad propia y sin ayuda de los dioses, la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que me dijo lo siguiente: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.