Que Layda ganó la encuesta del Morena y es la candidata al gobierno de Campeche. Lo confieso, fue una sorpresa brutal para todos. Horas después de conocer la noticia, en las calles todavía hay legiones que deambulan en estado de shock sin ser fanáticas del Cruz Azul, y en Carmen, me dicen, vieron a Rocío Abreu preparando su mudanza a un partido político en el que sí respeten la voz de la militancia y la lealtad a la institución.
Pero donde estaban en verdad decepcionados era en la sección Laydos del Morena Campeche. ¿Cómo que ganó Layda, decían, si Aníbal estaba con ella? ¿De qué se trata esto? ¿A los ochenta años quieren cambiar las reglas del congal? Creo que es entendible el argüende pero también creo que es injusto, porque nadie ahí está comprendiendo la grandeza y la visión del profe Aníbal. Me propongo revertir esa injusticia histórica.
Venderle la encuesta a Rocío hubiera rendido pobres ganancias, el vuelto de la manteca, nada mal cuando está en juego la mesa directiva del legislativo, por ejemplo, pero que resulta un triste ejercicio de solfeo para un Aníbal que es tenor. En cambio lo que viene es la madre de todas las óperas. Ponerle precio a las próximas elecciones frente a un Alito desesperado, en control total del erario y obsesionado con ganar Campeche porque de otra manera culminan sus sueños de candidato presidencial, es la oportunidad para que Aníbal y la Salomé del Trópico den el último gran golpe que corone sus fructíferas carreras como opositores y luchadores sociales.
Y si la derrota autoinfligida se convierte en una asignatura difícil, ya sea porque AMLO les obliga competir honestamente y la victoria es inevitable, o por el rencor que Alito sembró entre los campechanos que están impacientes por cobrarle las maquetas y otras afrentas, entonces se le puede ofrecer impunidad para que se vaya feliz con su mansión de 100 millones y el resto de su fortuna, impunidad a la que, además, Layda está obligada porque su sobrino Gerardo “Seso Loco” fue colaborador cercano de Alito y la esposa de Gerardo, América, secretaria de Finanzas del Supremo Idiota, por lo que algo deben saber del asalto a la bóveda gubernamental.
Imagínense el negocio que tiene enfrente Layda gracias a la sagacidad de Aníbal: cobrarle una cantidad cósmica a una rata delirante al tiempo que mantiene impune a su propia familia.
En serio, morenitos: no duden nunca de la sabiduría del profe. Él conoce los tiempos y el valor de su mercancía. Está bien que no les alcance la mollera para descifrar a esa mente PRIvilegiada, pero les suplico que por lo menos tengan el cuidado de no atorarse en la mata de cilantro de este triunfo vía encuesta cuando detrás hay un tupido y lucrativo bosque, tanto en la derrota negociada como en la traición a los principios elementales de la 4T en nombre de la esperanza que avanza.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.