Los seguidores de Pozos renunciaron en bola al PRIcámbrico y saturaron el Face con un emotivos mensajes que, palabras más o menos, decían así: “Recuerdo aquellos años, cuando embarazábamos y robábamos urnas para que ganara el PRI, y me emociono hasta las lágrimas, ¡qué tiempos aquellos!; pero hoy día no hay espacio para la democracia en nuestro partido y por tanto presento mi renuncia con carácter de irrevocable a ese instituto político”.
Ignoro a dónde irá, veloz y fatigada, esa golondrina de crines salvajes que lo fue de todo y sin medida en el tricolor. El rumor indica que a MoReNa donde ya negoció con Layda y lo espera el resto de los acólitos de Ortega Bernés, pero también se especula que se arregló con Eliseo y que el alcalde, además, se ha reunido por separado con algunos partidarios de Pozos para invitarlos a trabajar en su campaña al son de un litro de Cocacola por foto de hombre chambeando.
En tiempos como estos, tan convulsos, cualquier cosa es posible.
Como sea, esta bonita coreografía de renuncias sincronizadas me trae a la mollera la de hace unos días, cuando los seguidores de Layda se levantaron de la hamaca con la prisa de grabar un videomensaje de felicitación rigurosamente espontáneo para su líder.
La imitación es obvia, y la imitación es la forma más evidente de admiración. Así que, o Raúl está llevando hasta sus últimas consecuencias su aversión por la originalidad, o la clonación de la estrategia de Layda es un guiño deliberado para ganársela por su flanco más débil: la vanidad, que es lo que le ha permitido a los aníbales parasitar por tantos y tantos años a mi niña.
Si se trata de lo último, de cultivarla, cuidado: basta que Layda muestre una grieta en su blindaje para que Pozos, que repta magistralmente, sea inyección de botox, implante de silicón, peluca roja, masajista de sabañones y Palacio de Hierro, todo al mismo tiempo, 24/7, sin vacaciones ni días económicos ni pibipollos ni carnaval, hasta quedarse con la candidatura del MoReNa.
Advertidos están, impíos. Oremos.
Ya que andamos por los rumbos del MoReNa, les cuento que últimamente las cosas han estado divertidas ahí.
Las tribus que no traicionan ni mienten ni roban traen un enfrentamiento feroz: los anibalitos contra los katios contra los ucanes contra etcétera. Todos se tachan de todo en una espectacular celebración antropofágica, pero al mismo tiempo todos le rezan a mi niña Layda que se les acerca sin miedo y los amansa con sus abrazos, por lo que supongo que tiene su esquema de vacunación completo incluyendo la antirrábica.
Ahora bien, la moda de los políticos de la comarca de dar el brinco al MoReNa los ha puesto en la mira de las tribus que los consideran usurpadores del cambio verdadero. Los morenos se tornan basiliscos ante la mención de Renato, Pozos o cualquier otro posible candidato externo y les gritan no, no y no. Rotundamente no. Nadie ocupará el espacio que pertenece a los que históricamente han luchado por bla bla bla y Layda va.
Eso me parece bien: el hueso es de quien lo trabaja, o algo así decía Zapata.
Ignoro qué tan cierto es que la Sansores vendrá por la gobernatura; de hecho, no creo que nos bendiga con una cuarta intentona pero sí que está ejerciendo presión para ser quien defina el ungimiento y este es el punto central de la comedia: imaginemos que se quede donde está pero da su venia para que un externo sea el abanderado del MoReNa, ¿qué sucederá con los que han pegado de alaridos contra los advenedizos: se enfrentarán a la Salomé del Trópico acusándola de pisotear los ideales de la 4T, organizarán movilizaciones para impedir imposiciones caciquiles, renunciarán al partido por la traición a los principios, la dignidad y la lucha de tantos años, o aceptarán lo que venga con el mismo fervor con el que juran que Layda no sabe nada de los negocios lodosos de Aníbal?
Se aceptan apuestas, o aportaciones, lo que usted quiera.
Y hablando de farsantes les informo que, sin renuncias colectivas ni mensajes melodramáticos, los priistas de la ganadería de Alito que no están lo suficientemente enfermos para aceptar la candidatura del sobrino Christian también se están yendo del tricolor, y que varios de ellos han encontrado cobijo con Eliseo.
El caso más sonado es el del Gallo Claudio, que fue adversario de EliBB en la contienda por la alcaldía de Campeche en el 2018.
La historia de Eliseo y Claudio es vieja. Son amigos muy cercanos, compartieron casa en Mérida como estudiantes y los dos son discípulos y cómplices de Alito.
EliBB y Claudio llegaron de la mano de Moreno Cárdenas a la generosa ubre presupuestal, Claudio como parte del gabinete y Eliseo como diputado por el PAN al servicio del Señor de las Maquetas: en agradecimiento votó a favor de los presupuestos delirantes, defendió la política de seguridad cuando el estado ya estaba convertido en tierra sin ley, calló el saqueo del sector Salud que hoy tanto nos duele, etcétera.
Luego vino la puesta en escena.
Extrañamente, Eliseo se “desligó” de Alito cuando se hizo candidato a munícipe y el Supremo Idiota le colocó enfrente a Claudio, su hermano del alma. Fueron rivales el karateka furioso y el gallo con pilas, dice el cuento, y ganó el primero por el voto del rencor contra el PRI.
Ahora están de nuevo unidos: uno buscando financiamiento para Eliseo y el otro haciendo campaña por la gubernatura que peleará para el PAN.
No sé qué pensarán ustedes, lectores masoquistas, pero yo no tengo duda de que hace dos años fuimos víctimas de un engaño colosal y que es necesario esclarecer la magnitud del mismo. Hagamos grupos de cuatro para debatir el tema y determinar si en 2018 nos vieron la cara de Aysa o de su fase superior: de sobrino de Alito que cree que puede ser gobernador.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.