Fue un operativo policiaco ejecutado con la perfección de un mecanismo de relojería “made in Taiwan”.
Desde temprano, los agentes rodearon la fábrica de hielo teniendo cuidado de pasar desapercibidos: pecho a tierra en la banqueta con popó de perro en la espalda, ropa amarilla y posición fetal para parecer tope, panza dentro de bache y glúteos alzados para simular bacheo reciente con montículo de chapotote mal aplanado, etcétera.
Armado el cerco, integrados con el entorno, los policías esperaron pacientes, alertas, hasta completar la hazaña: uno a uno capturaron a los raspaderos, grupo criminal perseguido desde hace tiempo por el FBI por boicotear los efectos del calentamiento global con vasos de granizado, y por el gobierno campechano por no pagar impuestos.
Así es, los hijastros de Argáez atraparon a los raspaderos por no tener permisos para vender y no “emplacar” sus vehículos de trabajo, delitos gravísimos en nuestra entidad.
Creo que no hemos entendido nada: sólo pagando impuestos, los que habían, los que recién inventó y los que se le ocurran mañana a Alito, podremos incrementar el presupuesto estatal que ya no alcanza para su megalomanía y voracidad, y mucho menos para más suburbans blindadas y subfusiles P90 antiblindaje que, dios mío, de veras que urgen.
Sin un arsenal de guerra a su disposición y el ejército de guaruras entrenados para matar, Alito no podrá defenderse del castigo de los cárteles por incumplir acuerdos. Digo, recibir dinero de unos y otros y luego hacerse el desentendido es un pecado mortal en los bajos fondos y por eso lo andan cazando.
Pero si pagamos las contribuciones ayudaremos a que los implantes mamarios del amado líder permanezcan intactos, hermosos, y esa debe ser nuestra PRIoridad.
Sí, es cierto, los disparates que el gober ha imaginado para sangrarnos a punta de multas son enojosos, como el del polarizado vehicular en tiempos del calentamiento global y sin que hasta el momento existan en el mercado almorranas de cerámica refractaria. Es comprensible: es priista y pasó de noche por la escuela, por eso está obsesionado con el dinero fácil pero le cuesta trabajo perpetrar formas inteligentes de robarnos, como el Fobaproa de Zedillo.
Además, en este caso no podemos darnos el lujo de analizar las razones teológicas de las multas porque, recordemos, el Supremo está en un predicamento de altísimo riesgo y sólo cuenta con nosotros. Sus ganas de gobernarnos lo llevaron a empeñar la palabra, las fosas nasales y la vida, y ahora está por recibir su merecido: un baño de asiento con cuernos de chivo. No sean mala onda. Véanlo como un entrenamiento para el Teletón.
Regresando a los raspaderos, grupo fundamental del crimen or-granizado, capturados por no pagar sus tributos, merecido se lo tienen. Ojalá aprendan de las bandas de delincuentes que roban casas, coches, transeúntes sin ser molestados. Contra ellos no habrá nunca un operativo policiaco como el desplegado en la fábrica de hielo porque sí se mochan, y quien cumple con sus obligaciones con el gobierno tiene derechos inalienables, como delinquir en paz. No podía ser de otra forma en el Campeche de Alito, que crece en grande (y pa dentro) y donde nadie está por encima del selfie.
Besitos.
Tant…
Esperen:
Creo que en Presidentes de México los vecinos, hartos del saqueo, pretenden hacer justicia por propia mano. Cuidado. Como escribí arribita, los ladrones tienen derechos por ser contribuyentes cumplidores, por tanto si en Presidentes insisten en estos absurdos la policía de Jorge Argáez tendrá que poner las cosas en orden porque a nadie se le puede negar ingresar a su lugar de trabajo, y para que no quede rastro que afecte la buena marcha del gobierno campechano, el propio Argáez publicará una gráfica de su puño y letra en los periódicos de Alito donde demuestre que somos la entidad más segura del rumbo todos los martes de mediados de quincena entre once y doce del día, cuando Aries y Sagitario están alineados y llueve en el sur de Mongolia.
Así que flojitos y cooperando. Están advertidos. Faltaba más.
Tantán.
Imagen tomada del portal Facebook de Jorge Inurreta Borges.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.