#BestiometroNoSeCalla
Me cuentan de un promocional de Claudio Cetina, candidato a la alcaldía de Campeche por la gracia del Supremo, en donde aparece pintando una banqueta. Me dicen que lo lapidaron en las redes por ridículo y por farsante, porque el candidato pintor no fue mancillado por manchita alguna.
Sí, ese es un punto en contra, un error de producción como el de una de las batallas de Corazón Valiente, donde al fondo se ve a un inglés y un escocés platicando felices cuando deberían estar partiéndose la mother. Pero por lo menos William Wallace tenía la cara pintada de azul.
Pero ese error de producción no es lo peor, sino la estupidez de ir siguiendo los pasos del candidato a vencer, Eliseo, que fue el creador de la franquicia del diputado-candidato talachero y multichambas.
Claudio debió haber plantado su campaña bajo una propuesta novedosa, que lo distinguiera, y no como una muy mala continuación, una segunda parte tan escéptica que termina siendo eterea, tan eterea que ni pinta ni da color.
Luego, alguien le preguntó a Cetina cuánto había gastado en su precampaña. No quiso contestar. No pudo, por íntima vergüenza, porque una vez aprobado el presupuesto 2017 por el Congreso, Alito ordenó una reestructuración para quitarle dinero a Salud, Educación y otros rubros y concentrar el recurso en publicidad oficial y en la Oficina del Gobernador a cargo de Claudio.
Así, a pesar de la ruinosa situación de los hospitales campechanos, en los que no hay ni gasas, y del 60% de escuelas que presentan problemas de infrestructura graves, Alito decidió que lo prioritario era recibir los elogios de la prensa y apoyo para su ridícula campaña presidencial, y dar a conocer a Claudio para luego hacerlo candidato a alcalde. A partir de eso, Cetina tuvo a disposición 500 millones de pesos, 10 veces mas dinero que el invertido en Desarrollo Económico.
500 millones de pesos que Claudio derrochó en una larga precampaña coronada por los indigestos promocionales del cambio de chip que diversificaron su oferta política: pasó de fresa a secas a fresa y mamila al mismo tiempo y sin conflicto de horarios.
Y el despilfarro continúa. Toneladas de dinero público fluyen hacia la campaña de Claudio para inyectarle algo de vida, y al mismo tiempo patrocinan las agresiones contra Eliseo, que son el padre nuestro de cada día en los medios de comunicación; y con ese tonelaje están preparando el fraude con el que piensan encumbrar a Cetina Gomez, por ejemplo, la contratación de 200 conductores con vehículo propio para el acarreo y el convencimiento de votantes en la jornada electoral, trato que el coordinador de campaña del candidato priista cerró la semana pasada.
Así, el hombre que abanderaba el cambio de chip, el adalid de la innovación y la modernidad, no encontró mejor forma de hacer campaña que convertirse en una secuela en blanco y negro de Eliseo.
Lo que es peor: para ganar, Claudio depende por completo de un fenómeno tan antiguo como la orilla de la playa, el fraude electoral. Tanto dinero tirado para que a fin de cuentas un ratón loco se devore el chip.
Besitos desde presidio.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.