Día 47. Sigo encarcelado por orden del gobernador campechano Alejandro Moreno Cárdenas.
El viernes pasado el delegado del IMSS, Álvaro Arceo Ortíz, convocó al personal de confianza a su cargo a una reunión en la que, como rito de ingreso, había que entregar el celular. La medida me pareció innecesaria porque a nadie en su sano juicio se le ocurriría grabar las barbaridades de Arceo, me dijo mi informante, pero le respondí que la finalidad era otra. Porque el tipo sabe que sus discursos provocan crisis colectivas de pena ajena, y al quitar los celulares impedía a sus oyentes buscar la salvación en el remedio piadoso del Candy Crush.
Nos equivocamos. Incomunicar al auditorio no era parte de una tortura asiática y ésta vez sí era muy necesario grabar las infamias del delegado.
Presuntamente, don Álvaro citó a sus gobernados para decirles tres cosas: que todos estaban obligados a afiliarse al PRI urgentemente o antes de ser posible; que era necesario que entregaran en la delegación copias de sus credenciales de elector, sus números telefónicos y otros generales para que el IMSS diera seguimiento al entusiasta apoyo de sus trabajadores al tricolor; y que quien no obedeciera sería despedido sin contemplación alguna y ahí mismo instruyó al responsable jurídico sobre qué hacer si surgía algún rebelde: “le buscas lo que sea, o se lo inventas, y te-lo-chin-gas”.
Y no quiero contarles las crueldades que don Alvaro tiene reservadas para quienes sean sorprendidos respaldando a otros partidos, pero para que tengan una idea son tormentos muy parecidos a enfermar y acudir al Seguro Social por atención inmediata.
La acusación es gravísima. De ser cierta habría que estar pendientes de la afiliación al PRI de los subordinados de Arceo, lo que confirmaría las amenazas porque hoy día ese partido sólo provoca desprecio, y sobre todo debemos prepararnos para proteger a quienes, por ejercer sus elementales derechos políticos, sufran algún tipo de represalia por parte del delegado o de sus sicarios administrativos.
Intimidación laboral, una canallada más del PRI que no se detiene nunca cuando de hacernos daño se trata. Caraxo, ni en la cárcel nos tratan así.
Besitos que no necesitan afiliación.
Tantán.
#BestiometroNoSeCalla
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.