Día 42. Sigo encarcelado por orden del gobernador campechano Alejandro Moreno Cárdenas.
Ayer, en TRC, le preguntaron al candidato del PRI a la alcaldía de Campeche, Claudio Cetina, cuál debería ser el principal objetivo de un gobernante, y él dijo: “dar resultados”. Me sentí mal. Nada me golpea tanto como la desfachatez de un malagradecido. Me explico.
Claudio es un político de probeta de laboratorios AMC y por tanto, a la pregunta que le hicieron, debió responder desde la gratitud hacia su creador Alito Moreno. Por ejemplo, hubiera dicho que el objetivo primordial de todo gobernante es coleccionar guaruras de acuerdo a la relación entre sus características físicas e intelectuales y las etapas evolutivas del hombre, para que, además de las labores de seguridad, el escuadrón funcione como curso portátil de antropología.
Podría haber argumentado también que todo gobernante debe aspirar, como función principal, al refinamiento de la simulación, y entonces elogiar a Alito comparándolo con Jorge Carlos Hurtado, a quien ha aventajado. Mientras Hurtado colocó miles de primeras piedras sin preocuparse jamás por las segundas, desaparecidas hasta el día de hoy, nuestro actual gobernador ha eliminado ese trámite engorroso sustituyéndolo por la producción masivas de maquetas. De esa manera, Alito le evita a los campechanos el trabajo de pensar en qué cosa se hubieran transformado las primeras piedras de Hurtado y a cambio les entrega el producto terminado aunque en miniatura.
Fernando Ortega se vestía con retazos de lona de circo, Alito gasta cientos de miles de pesos en la tienda Louis Vuitton de la avenida Masaryk en Polanco, una de las más exclusivas del país. Claudio podría haber aclarado la diferencia honrando a su jefe. Bastaba decir que si somos la peor economía de México y siete de cada diez marinos audaces y valientes no ganan lo suficiente para adquirir la canasta básica, el mensaje que aporte el gobernador con su atuendo es vital. En tiempos de Fernando, que se vestía como El Botija, la opinión generalizada era que la desgracia campechana no tenía remedio; pero ahora que Moreno Cárdenas se adorna con ropa de diseñador y afeites de metrosexual guapachoso, la comunidad global está de acuerdo en que aquí hay voluntad de superación porque por lo menos hay alguien que quiere ingresar al grupo de bailarines de Lady Gaga.
Etcétera.
Cuando Alito impuso a Claudio como candidato a alcalde lo hizo por amistad y sin atender a la falta de méritos de su pupilo. Consciente de eso, acompañó el nombramiento con una carta de recomendación que difundió en redes sociales, para asegurarnos que su maquetas estaban seguras con Cetina. Y ahora le está inyectando a la campaña toneladas de dinero provenientes de la obra pública, de los suministros hospitalarios, de la educación, de donde sea para ayudarlo a ganar. De ese tamaño el amor.
Y el canalla de Claudio contestó en TRC, con premeditación, alevosía y ventaja, que el principal objetivo de un gobernante es aquello en lo que Alito ha fracasado miserablemente: dar resultados. Lo de Cetina fue una agresión sorpresiva e imperdonable, un rasguño en la cara con uñas de acrílico cuando Moreno Cárdenas, indefenso, miraba hacia el cielo buscando teleféricos.
Se cumplió lo que está escrito desde el inicio de los tiempos: cría cuervos y te sacarán los chips sin anestesia. Amén.
Besos de gallo artero.
Tantán.
#BestiometroNoSeCalla
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.