Día 26. Estoy encarcelado por instrucciones del gobernador Alejandro Moreno Cárdenas.
El mismo día, casi a la misma hora, a mi hija le llegaron unos mensajes bastante infames de un número desconocido, y a mi mujer otros, de supuestas amantes mías, plegados de faltas ortográficas. Perdón, mi vida, pero es que mis queridas estudiaron con Alito en la Descartes, le expliqué a Mily.
Ese es el nivel de hostigamiento del animAlito y sus huestes. Jugadas de ajedrez que, supongo, consideran complejas como trabalenguas purépecha. Fíjense cómo idearon ésta carambola de tres bandas: amantes, mensajes a mi mujer, mujer que se injerta en basilisco hiperquinético que me reclama, me desolla y me abandona, Bestiómetro solo para siempre en una celda pensando en por qué la vida no es una maqueta, Alito triunfa y lo festeja con nuevos implantes mamarios.
Son brillantes como un apagón, caraxo.
Besitos infieles.
Tantán.
#BestiometroNoSeCalla
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.