Señorita Layda: cuando bajaba de su vehículo, el subsecretario de Sagarpa de su gobierno suyo de usted fue acribillado por dos tipos en moto, un remake del Medellín de Pablo Escobar que replicaron en México los narcos en zonas bajo su control, que nunca pensamos ver en Campeche y que llegaron con su gobierno.
No hay refrán perdido, mi niña Layda: Cuando la perra es brava, hasta a los de casa muerde.
Ese crimen sucedió en Carmen a finales de la semana pasada. Por esos mismos días, mi pueblo presenció dos asesinatos similares: sicarios motorizados portando la muerte.
Usted se lanzó contra el candidato al gobierno de Yucatán, Renán Barrera, porque se atrevió a decir que Campeche, de la mano de Morena, se había transformado una entidad violenta. Usted recalcó que somos un estado segurísimo.
Bueno, pues me da la impresión de que un funcionario suyo de usted habría preferido vivir en el Yucatán inseguro del Mataperros Renán Barrera que en el Campeche blindado que vuestra mercé presumió en su cabaret televisado.
Ahora bien: estos homicidios, producto del programa social más exitoso de Amlo: Sembrando muertes, abre una ventana de oportunidad para su faceta de barrendera vial, mi niña. Mire:
Venga usted a Champotón, vaya usted a Carmen, lleve consigo a los empleados estatales y a otras criaturas de su circo, traiga a Mamarcelita y a sus chilpayates, y entre todos levanten los casquillos de bala que va dejando atrás la barbarie del jaguar narco.
Si se apura y llega a tiempo, Señorita Layda, tal vez alcance a levantar los cuerpos.
Besitos forenses.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.