Hoy, en su Mañanera, el presidente insultó a los campechanos que participamos en las marchas del miércoles y domingo.
Don Tlayudo dijo que una mano negra manipuló estas manifestaciones, es decir, fuimos solamente una manada usada por entes abominables con intereses perversos.
No hay nada extraño en los insultos de Amlo: son su de por sí. Demos gracias que no nos preguntó cuánto gana Loret.
Marchamos contra Layda y Marcela y lo que representan: el arribo del Crimen Organizado, las ejecuciones profesionales y los sicarios en moto, los cuerpos mutilados, los embolsados, los desaparecidos, el derecho de piso, el terror.
Pero el Crimen Organizado, lo sabemos, no es un problema para Amlo; al contrario, es un aliado.
Por eso el narco tiene permiso para más muertes, más territorio, más trasiego mientras los ciudadanos, amenazados por la violencia, nos confinamos en espacios cada vez más reducidos.
Una etapa macabra llegó a Campeche de la mano de Layda y Marcela, y dos años y medio después tomamos la calle para demostrar nuestro repudio.
Fue algo nunca visto en esta entidad: miles de campechanos de todos los estratos sociales, de todas las creencias, de cualquier ideología, exigiendo la renuncia de Layda y Marcela.
Ante ese evento inédito, único, la respuesta de Obrador fue, tristemente, la predecible: la santificación de las amigas y el desprecio al pueblo que en esta ocasión no es ni bueno ni sabio, ni pone ni quita: “Nuestro respaldo total a Layda Sansores”.
O lo que es lo mismo: para Layda y Marcela los abrazos, bola de borregos.
Beeee beee besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.