¿Cuánto nos costó la portada de esta revista de “distribución gratuita”? Nos costó parte del cataclismo del sistema de Salud, es decir, hospitales destrozados, desabasto de medicamentos, reducción de la plantilla de médicos y enfermeras, equipos inservibles que ni son reparados ni tampoco sustituidos, ambulancias sin combustible, incertidumbre, sufrimiento y muerte.
Nos costó un porcentaje del catálogo de obras inútiles, onerosas e inacabadas porque el dinero fue robado, gastado en las campañas políticas que resultaron un fracaso descomunal para el Gobernador del Año, o desperdiciados en comunicación social y esto último se traduce en primeras planas repletas de elogios grotescos, editoriales Pay Per View donde Alito Moreno no es Calígula sino Julio César, y portadas de revistas como esta, donde la justificación del chayo es el retoque de Photoshop que encubre aquello que olvidó el botox.
Nos costó una fracción del saqueo brutal con el que Alito intenta sobrellevar las frustraciones del adolescente pobre que fue, obligado a lavar los coches de sus amigos ricos para que lo sacaran a pasear y a romperse la madre por ellos porque la lealtad del jodido siempre es bien apreciada por el junior.
Hace cuatro años, la portada de esta revista costaba 35 mil dólares, siempre y cuando sus enviados fueran a ofrecértela; si tú los buscabas, el precio llegaba a los 45 mil dólares. Alito debe haberlos buscado, porque en su enloquecida campaña para ubicarse como prospecto a la dirigencia nacional del PRI paga para aparecer donde sea. Y actualizando costos pongamos que ahora son 50 mil dólares por el honor de ser nombrado Lo Que Sea del Año. Al tipo de cambio de hoy este chiste malo nos salió un millón 8 mil 105 pesos.
Pero falta algo. El gasto diario de Alito en elogios para sí mismo es de millón y medio de pesos, por tanto, además del desembolso a la revista para que su frente lisa como sus ideas luciera encantadora en “distribución gratuita”, los campechanos erogamos 491 mil 895 pesos más para que los medios locales y textoservidores difundieran la buena nueva: la entidad con la peor economía y la tasa más alta de desempleo, donde la mitad de la población no gana lo suficiente para comprar la canasta básica y la delincuencia sólo es combatida con cifras maquilladas en Comex, es decir, la entidad saqueada, empobrecida y enferma que habitamos, tiene al Gobernador del Año. Felicidades.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.