Carlos Miguel Aysa, el sustituto de Alito, declaró que ahorcará la Península, detendrá el paso de productos a Quintana Roo, boicoteará el Tren Maya y, de ser necesario, pedirá licencia, se quitará la dentadura postiza e irá a ofrendar su vida en la franja limítrofe si la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) falla en contra nuestra en el conflicto territorial.
Visto lo anterior da la impresión de que Aysa ingirió una sobredosis de Viagra patriótico, y tal vez esa sería la versión más dichosa porque la realidad es bastante triste: los disparates del goberladrón son distracciones para la opinión pública, blancos móviles, pero que de tan excesivos y tan cursis finalizaron en chistes de carnaval. En este caso la caja china es un carro alegórico.
Por principio de cuentas el conflicto limítrofe con Quintana Roo terminó hace dos años cuando la SCJN FALLÓ EN FAVOR DE CAMPECHE. Desde entonces nuestro pedazo fronterizo está a salvo, así que Aysa no tiene por qué ir a abrirle el pecho a las balas en la selva de Calakmul cuando puede disfrutar plácidamente de la artritis en la intimidad de su hogar.
Lo que está en juego ahora es el lío territorial entre Yucatán y Quintana Roo, y en ese caso nosotros somos el tercer interesado a petición de los yucas, que intentan apoyarse en el fallo previo a favor de Campeche para detener los delirios expansionistas de sus vecinos. Es todo.
La tragicomedia diseñada por Aysa ya involucró a los alcaldes, que armaron conferencia de prensa para confirmar que están al llamado del jefe para tomar las armas; a otras instancias de gobierno que ya se pronunciaron en favor de la cruzada, y a los textoservidores que portan en las carrilleras tubos de Soft Lube de grueso calibre. Por supuesto, Cuquito Argáez también está en pie de lucha: Aysa reveló que nuestro secretario de Seguridad Pública hace guardia bajo el letrero de “Bienvenido a Quintana Roo”, acompañado por decenas de policías estatales, patrullas y tanquetas, para impedir el ingreso del enemigo.
Es una farsa macabra. Mientras la entidad agoniza, tiempo y recursos son desperdiciados por el sustituto en estas charlotadas para fijar la atención de los campechanos lejos de sus declaraciones con respecto a los feminicidios. Ese es el centro del asunto, la razón por la que Aysa exhumó un pleito ya enterrado.
Cuando le preguntaron acerca de mujeres asesinadas en Campeche, el buitre lunático de Palizada intentó un chiste del que nadie rió y con razón. Apenas en noviembre de 2018 la Secretaría de Gobernación (Segob) declaró la Alerta de Violencia de Género (AVG) para ocho municipios de la entidad porque “existe violación a los derechos humanos, ya sea por violencia feminicida o agravio comparado”; además de que el sangriento contexto nacional merece, cuando menos, algo de empatía. En ese sentido, el humor siniestro de Aysa lo ubica como parte del problema: es la autoridad insensible y misógina que ha institucionalizado la indiferencia criminal al horror que viven las mujeres.
Huyendo de los pecados de su hocico, Aysa montó la obra del heroico patriota que, envuelto en su dentadura, promete lanzarse desde una torre de catedral si el batallón Cancún de springbrakers toma la capital del estado. Se presume toro bravo el goberladrón, pero es en realidad un toro hecho de papel periódico y engrudo, diamantina y escarcha, incapaz de asumir las consecuencias de sus palabras. El machito que llama a la guerra en nombre de un conflicto que ya no existe es apenas un pobre toro petate.
Besitos.
Tantán.
Imagen tomada de Campeche Hoy.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.