El puente debe llamarse Alito

Que el nuevo puente Isla Aguada-Ciudad del Carmen debe llevar el nombre del Mataperros, escribió ayer mi amigo Tomás Zapata Bosh. Le llovió a Tomasito porque lo zarandearon en las redes y se orinaron de la risa de su propuesta en cafés, bares y restaurantes, injustamente creo, porque confieso que estoy de acuerdo en que el puente debe llamarse Alejandro Moreno Cárdenas y aquí doy mis razones.

Para comenzar, el puente es una aportación invaluable a la ciencia del despilfarro. Debió costar 838 millones 503 mil 400 pesos, cantidad que aportaría Pemex, pero al día de hoy el desorden de las cuentas es tal que ni siquiera los organismos involucrados tienen idea. Chequen:

Según la SCT, la inversión fue de mil 700 millones desde 2013, Alito dice que 2 mil millones y en documentos oficiales constan mil 901 millones más 332 millones que reclama Pemex de la primera etapa. A eso añadan 310 millones recaudados vía peaje en los últimos 2 años.

En total, mas de 2 mil 200 millones que, para rematar, han sido sabroseados por fideicomisos privados contratados por Alito, Evercore Casa de Bolsa y Banco Invex, el primero vinculado a Pedro Aspe Armella, secretario de Hacienda en tiempos de Carlos Salinas.

Por supuesto, la espesa neblina que los políticos imponen a sus cifras se transforma en brutal claridad al ser traducidos a deuda pública: entre capital, intereses y artimañas financieras, los campechanos pagaremos 3 mil millones de pesos durante 20 años.

Además de las malas cuentas, la demora es otra de las características de este pudridero.

Los trabajos comenzaron el 26 de octubre de 2012, a unos días de que Felipe Calderón dejara la presidencia, y quedó estipulado el 16 de mayo de 2014 como fecha de conclusión; pero Tradeco, la empresa elegida por Felipillo, dejó todo tirado y del dinero y de Camelia nunca más se supo nada.

Peña Nieto incluyó al puente en sus compromisos firmados ante notario y en noviembre de 2016 se anunció que aportaría 151 millones de pesos para la obra. En el festival del optimismo, a principios de 2017 el gaviotón vino y escuchó de la suculenta boquita de Moreno la promesa de que el viaducto estaría listo en 2018, a tiempo para ser inaugurado por él.

En su nueva etapa iniciada en 2016, el puente debió haber sido terminado en octubre de 2018, pero fue entregado ayer, ocho meses después y cuando todavía le faltan señales, iluminación y la caseta de cobro. Contando todo, esta cosa fue medio terminada casi 7 años después de empezada y cinco años después de la primera fecha de finalización, y el sobreprecio fue de mil 200 millones de pesos hasta donde puede saberse.

Para ponerlo en perspectiva: el antiguo Puente de la Unidad fue construido en poco más de un año, con tecnología cavernaria y restricciones presupuestales. Y para ponerlo en una perspectiva mucho más sombría: el Eurotunel, que une Francia con Inglaterra y corre bajo el Canal de la Mancha, tiene una longitud 23 veces mayor que nuestro puente, 50.5 kilómetros, y fue completado en los mismos 7 años.

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Sobre Alito, ¿qué puedo decir que usted, amado lector, no haya gozado en estos casi cuatro años de gobierno? Va un botox, perdón, un botón de muestra: este paria urbano, que nunca ha hecho otra cosa que seducir políticos, tiene una mansión de 100 millones de pesos. Si ganara el salario mínimo de 102 pesos, como lo hace el 10 por ciento de los campechanos, hubiera tardado 2 mil 686 años en levantarla, siempre y cuando ahorrara todo, sin gastar en lo básico como alimento, ropa o Lincoln´s blindadas y suponiendo que contara con el don de la longevidad y con la suerte de no envenenarse por accidente con la sustancia con la que mata perros.

Además de la mansión, las innumerables maquetas, que serán el sello eterno de su biografía, como las maracas de Abelardo Carrillo, la insania mental de Curi o la docilidad de Hurtado Valdez; y para perfeccionar el paisaje, las obras inútiles y onerosas como las Fuentes Danzarinas del Bazar Artesanal y el Segundo Piso de la Avenida Gobernadores con su espectáculo de cascadas de escombro. Eso es Alito.

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Por tanto, tomando en cuenta lo anterior, creo que la decisión es obvia: el nuevo puente, obra que es un homenaje a la corrupción, impunidad, irresponsabilidad y cinismo, debe ser marcado con el nombre del representante más siniestro de esa generación de políticos que han hecho del robo un hábito y de la mentira y la simulación su Ave María y su Padre Nuestro. Cualquier otro nombre, sea el de un prócer de la patria o de un personaje de bien de Campeche, no sería un homenaje sino una mentada de madre.

Tienes razón, Tomás.

Besitos.

Tantán.

Las cifras fueron tomadas de: https://www.pagina66.mx