Un regidor panista del ayuntamiento campechano se puso hasta el sobaco, la policía lo detuvo por manejar en ese estado, se escapó, lo alcanzaron en la puerta de su casa, tiró golpes a mansalva, fue domesticado y trasladado a los separos.
Antes del dos de mayo, este hecho hubiera provocado escurrimientos orgiásticos entre los textoservidores, que tendrían material para tres meses de improperios contra el gobierno municipal de Eliseo Fernández Montúfar. Las posibilidades serían ilimitadas: regresarían a la superficie los audioescándalos, el reportero de Campeche en Línea, las primeras planas de Trifulca, etcétera; en suma, habrían los elementos para montar una campaña criminal como la que el profe Aníbal le está recetando a Katia Meave.
Pero los textoservidores callaron. Desde el día en que Alito y Eliseo se musitaron palabras de amor en el Cuarto Piso, a los perros de prensa les aplicaron sedantes nucleares, lo que confirma que los acuerdos establecidos en beneficio de los campechanos que Montúfar presumió en sus páginas Facebook y con sus troles amaestrados está resultando. De la estridencia mediática en su contra sólo quedan pujidos.
Ah, pero los semáforos permanecen apagados y, según la leyenda, las negociaciones atoradas. En ese tema la farsa sigue, la pelota va de un lado a otro y las partes argumentan que no hay acuerdo posible.
Creo que es al contrario: si los semáforos continúan inservibles es por la negociación entre el Hombre Botox y el Abdomen Siniestro, porque es necesario mantener en el imaginario popular la ficción del enfrentamiento que, hasta ahora, es el único activo de Eliseo y, en caso de fracasar la reestructuración de su administración y sus nuevas estrategias de mercadotecnia política que iniciarán en junio próximo, será el único tema a explotar hasta las campañas del 2021.
Porque si bien es cierto que Alito ya logró aliarse con AMLO a través de su amigo íntimo Manuel Velasco y va por el PRI con el apoyo de la Presidencia de la República, que en Campeche controla por completo al partido del rabí de Macuspana y que en su trinchera el profe Aníbal está trabajando para que el sobrino del goberladrón, Christian Castro, sea el candidato de Morena al gobierno del Estado, no está de más impulsar también a Montúfar para jugar con todas las cartas en el próximo carnaval electoral.
Así, los campechanos serán muy dueños de su voto, su rechazo y su rencor contra el PRI y el goberladrón, pero en las boletas sólo encontrarán el menú que les ofrecerá Moreno Cárdenas.
Reporta una internauta que en el cruce de la Av. Gobernadores y La Ría estuvo a punto de suscitarse un accidente mortal. Es la historia nuestra de cada día desde que la CFE apagó los semáforos por la deuda de 26 millones de pesos que nadie reconoce. De ese tamaño las prioridades del goberladrón y el chinito, que se reunieron para sellar compromisos en “beneficio de los campechanos” como textoservidores silentes, regidores impunes y semáforos inútiles para impulsar a Montúfar, importándoles un caraxo poner en peligro a los liberales y heroicos conductores y someter a los policías de tránsito a una tortura asiática con estos calores de mierda.
Por supuesto, cuando haya un choque o un policía caiga fulminado por un golpe de calor, la culpa, dirá uno, será del gobierno estatal que intenta boicotear el ejemplo de buen gobierno del alcalde, y de Narro, dirá el otro, que no conoce el PRI.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.