Trascendió que el gobierno del Estado contrató una empresa especialista en estudios de mercado y opinión pública para un sondeo sobre medios de comunicación locales, ante la sospecha de que algunos cobran mucho pero representan absolutamente nada ante la sociedad campechana. El resultado, me cuentan, fue asombroso.
Para comenzar, un dato determinante en estos tiempos convulsos, en que exigimos dejar de pagar tenencia pero nuestro gobernador, con la mano en el corazón, nos dice que eso es imposible: dos televisoras locales ni siquiera fueron mencionadas por los encuestados. No las conocen, no existen y no importa porque reciben puntualmente del gobierno del Estado más de 200 mil pesos mensuales, y también se despachan con buen apetito del Ayuntamiento de Ruelas, del que cosechan alrededor de 100 mil pesos también mensuales.
En total, esos medios ultra-restringidos de comunicación arrebatan cada 30 días más de 600 mil pesos de los contribuyentes campechanos, a pesar de que ningún contribuyente los ve.
Pero lo que realmente me sacudió es la revelación de que Telemar aventaja a Telesur en una proporción de casi 2 a 1, distancia inobjetable, aplastante, traumática. Yo, que veía a Mauricio Castillo y pensaba: “Este es el William Hearst trimilenario”; yo, que creía que Vladimir era el faro, la estrella y el viento de nuestra travesía, recién descubro que el verdadero líder de opinión campechano es Ferris Solís.
Ahora bien, ¿por qué las lactancias populacheras se impusieron a las lactancias fresas? Ahí sí me parece que imperó la lógica. Aunque los Castillo, dueños de Telesur, fueron los pioneros en el rollo de las televisoras privadas, los Arceo terminaron destruyéndolos porque poseen una ventaja enorme: conocen bien la indigencia mental de los liberales y heroicos patriotas y sus necesidades, y contra esa sabiduría nada valen los antifaces de cristal ni la proverbial elegancia de mi maestro Gerardo Mixcoatl.
A partir de estos resultados, me cuentan, el gobierno del Estado, papelito en mano, emprenderá una purga staliniana para deshacerse de varios medios culpables de la anemia crónica del erario y, además, pondrá las cosas en claro con otros que se ostentaban como sucursales de la BBC y la CNN. Ojalá sea como dicen.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.