Iniciemos por lo obvio: este no es un tímido mataperros, es un mataperros en grande. Es el Jack el destripador del planeta canino. Son ya 400 animalitos sacrificados en Campeche, tanto en la zona del malecón como en las comunidades, y todos con el mismo método. Mueren con la velocidad con la que en otro tiempo florecían maquetas.
Llama la atención la inversión en carne y veneno y, por supuesto, la logística, porque no creo el cuento del peregrino que va por la aldea como la flor de la canela, cargando una cubeta y echando trozos de bazofia letal a perritos hambrientos, a salvo de miradas indiscretas y sin que lo hayan detenido para checarle el Repuve y despegarle el polarizado. Aquí tiene que haber forzosamente hombres, vehículos, una sólida organización y harta impunidad, y ¿quién tiene los recursos disponibles, la sumisión absoluta de Cuquito Argáez y el alma tan podrida para cometer una monstruosidad como esta?
Lo anterior perfila con cierta claridad al mataperros, pero si le agregamos algunos datos ese perfil se vuelve carne y botox. Por ejemplo, el asesino tiene la capacidad de mangonear al C5, es decir, exigir el bloqueo de las cámaras, la destrucción de los videos o su restricción al público, disposiciones que se han cumplido con precisión militar porque hasta ahora el gobierno se ha negado a dar a conocer los archivos, lo que me parece sospechoso cuando debería ser el primer interesado en resolver esto, por el bien del ¿prestigio? institucional y por la justificación de los más de 200 millones de pesos invertidos en videovigilancia.
Y además del control sobre las instituciones, el mataperros también puede obligar a sus empleados a declarar disparates. Va un caso: Manuel Lanz, subsecretario del primo de la sobrina del yerno de la SSP, declaró en el programa La Barra que en algún momento los videos serán difundidos, pero que no puede garantizar que se haya grabado a los responsables porque “los malechores toman precauciones”. Así es, Manuel, porque ¿qué hora es?, la que usted quiera, señor gobernador; ¿qué entidad somos?, la más segura del sistema solar, señor gobernador; ¿qué pasó con el mataperros?, que tomó el elixir de la invisibilidad, señor gobernador.
El mataperros se marcha a la dirigencia nacional del PRI por orden de AMLO. Su función será ingresar al dinosaurio en el aparato digestivo de Morena, donde ya están siendo deglutidos el Verde que comanda Manuel Velasco, el PT, los prófugos del PRD y demás, y así conformar el frente que sueña el Peje para exterminar a sus mortales enemigos: los conservadores (panistas). Y no obstante la huida del mataperros, este drama necesita un carpetazo en forma que apacigüe ánimos y estimule la eficaz amnesia campechana. El enigma es: ¿cuál será la salida al enredo? Basado en lo visto hasta ahora en este gobierno, arriesgo una teoría:
En conferencia de prensa, el fiscal ejecutará otro más de los actos de ilusionismo con los que ha solapado al patrón mataperros y revelará que, después de minuciosas investigaciones, la explicación irrefutable es el suicidio colectivo.
Y a partir de la versión oficial de la Fiscalía, el capítulo siguiente será de rutina: la campaña a través de los textoservidores dirá que los perros se masacraron como reclamo al cirujano plástico que construyó un monumento al rostro de Lyn May en el abdomen de Eliseo Montúfar, mientras que los medios que el mataperros ha comprado en lo que va del sexenio (cinco diarios y una televisora), más serios y profesionales, afirmarán que los perritos acordaron el sacrificio masivo en protesta por las altas tarifas que cobra la CFE en Campeche.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.