Por si alguna duda había de que el jaguar juega con maquetas, usa zapatitos solidarios y asimiló las enseñanzas de González Curi, ahí están las comparecencias de los funcionarios para despejarla.
¿Recuerdan cuando los diputados del pri tripulados por el presidente de la Gran Comisión también del pri y por instrucciones del mandatario priista protegían a los funcionarios con preguntas a modo y bloqueos a la oposición?
Pues bien, ahora los morenos ejecutan la misma coreografía con una sola y muy cínica diferencia: lo hacen con la cantaleta de que no son iguales.
En estos días, por ejemplo, Marce Muñoz, la secretaria de Seguridad, fue ante los diputados a presumir que ya conoce todo el estado, lo que, supongo, le servirá para nombrar con precisión los lugares en donde se ha incrementado exponencialmente la inseguridad y las zonas en las que ha crecido abrumadoramente la delincuencia.
Que Marce pueda hablar ante cualquiera, legisladores incluidos, sobre las poblaciones que conforman la entidad sin ayuda de Google Maps es un adelanto sustancial que vale la pena imaginar:
Marce informa al auditorio que en Calkiní (Marce reflexiona unos instantes y luego señala con un puntero láser el sitio en el mapa donde dice Calkiní) se han multiplicado los robos, pero por suerte en Campeche (Marce traslada la luz a donde dice Campeche) el aumento de los robos ha sido menor al número de homicidios. Algo así aplaudieron los tribunos morenos.
Y Renato, ¡ay!: mi admirado amigo siguió embarrando su prestigio.
Primero, intentó justificar la torpeza de Seso Loco y la tía Layda, que en su cruzada contra Eliseo (a) “Kid Oxfordtitlán” usaron en el Martes de Enjuagar los videos del juicio a un presunto asesino, estupidez que luego trataron de enmendar bajando el programa de la web y editándolo; luego mi Reni juró que el encarcelamiento de la comisaria de Carrillo Puerto, Griselda Puc, no es un asunto político sino una rigurosa e impecable aplicación de la justicia, y Pozos, Toledo y Alito se wisharon de la risa; y para cerrar su rutina, el fiscal ensayó un chiste como el de AMLO cuando le preguntaron sobre los crímenes de Lagos de Moreno: dijo que su fiscalía ha resuelto más del 60 por ciento de los casos… ¡Tum tum psss! (Bombo y platillos cortesía del chofer pedo que atropelló a toda una familia y del impune estafador de mujeres).
Pero los diputados morenos, por supuesto, se postraron ante Reni.
El resto de las comparecencias fueron por el estilo: un desastre. Un circo tristísimo del tamaño de la decepción de los campechanos que votaron por una opción distinta y se encontraron con la misma jaguara, pero revolcada. Y no acaban ahí las penas. No.
Resulta que nuestra legislatura destrabó un nuevo nivel de descomposición: el organizador de esta ceremonia de sometimiento a Layda y encubrimiento de sus funcionarios ya no es fruto del solar nativo, no; al frente de la Gran Comisión ya no opera un liberal y heroico patriota, qué va, sino un lumpen jarocho al que Morena arrebató de su patético destino de papalota costeña y colocó en el recinto parlamentario para corresponder al apoyo que el hermano de Alejandro Gómez Cazarín, Juan Javier, líder de los diputados veracruzanos, prestó a la campaña sansorista.
Así es, amiguitos. Ya no nos conformamos con una clase política históricamente diminuta, torpe, voraz y ridícula; ahora importamos a todo un elenco de impresentables que llegaron a Campeche como quien va a una tienda de conveniencia: a apañar provisiones y hacer sus necesidades, mientras una vez a la semana nos distraemos con el show del ventrílocuo Seso Loco y su muñeca, la versión extrema de La Tigresa de Oriente.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.