Sé que muchos no se han dado cuenta y es normal, las estrategias del sobrino de Layda, Seso Loco, son un canto a la sutileza acompañado de una banda sinaloense.
Miren:
Después del operativo de Kobén y de la huelga de los policías que sacó a los campechanos de su centenaria indolencia, el Jaguar escondió a Marcela Muñoz en un sótano blindado.
A partir de ahí, Seso y Layda le apostaron a la usura del tiempo y a vilezas e ilegalidades para desactivar el movimiento policiaco.
Primero corrieron a los cabecillas, luego suspendieron los pagos quincenales a “los revoltosos” contraviniendo la ley, después ofrecieron pan, carne y queso para tentar a los huelguistas, y si el reclamo continuó fue por el apoyo ciudadano y de fuerzas políticas contrarias a la 4T.
Ayer se acabó: los policías fueron humillados. Se impusieron las tácticas de mastodonte priista de la hija del Negro. Triunfaron los modos represivos de la misma Layda que acusaba a Curi de represor.
Ahora bien, hace dos semanas, cuando percibieron la fatiga de la huelga, Pinky y Cerebrótox consideraron que era el momento: sacaron del sótano a Marcela y desde entonces laboran horas extras en revertir su mala fama;
…intento inútil, creo, y cuyas consecuencias son las que todo el mundo, menos los que habitan en la guarida de Layda, imaginan.
Marce le costó a la Sansobres y al sobrino perder Campeche y el norte del Estado, y algo mucho peor: les costó también perder el control de la sucesión.
Durante sus veinticuatro años como dueña de la franquicia opositora, Layda impidió el crecimiento de figuras políticas a su alrededor. La condición para militar con ella era resignarse a ser un segundón alimentado con las sobras del banquete.
En el Morena campechano se han perpetuado las malas mañas de la Jaguara: ella al centro y los demás en una difusa periferia:
La mayoría de sus funcionarios son chilangos, los oriundos de aquí deslumbran por su infinita mediocridad, Renato ya se fue y Pozos metió su carrera política en una maleta y la desapareció, y ambos fueron aniquilados por Seso Loco y los complejos sociales que lo adornan; y el derrumbe de Jamile (y Rafita) en la pasada elección la reventó para siempre como candidata. Párenle de contar.
El afán protagónico de Layda y la mala digestión de poder del sobrino acabaron con todo posible candidato de su cuadra.
Lo único que queda es Pablo Gutiérrez Lázarus, que tiene el mando en Carmen, el dinero para una campaña larga, conocimiento para la ejecución de fraudes electorales, una personalidad que mantiene a los isleños fascinados, y experiencia en el negocio: la muestra es que amarró al líder sindical de los Tres Poderes para que lo placeé en los municipios y sobre todo en la capital.
Pero para desgracia de Layda y Seso, Pablo no es moreno ni panista ni un carajo: es un alacrán ponzoñoso y neurasténico. Usó la franquicia del PAN cuanto pudo, luego le mostró las enaguas a MoCi y engañó a Eliseo hasta dejarlo hecho un Aníbal, y por último se cobijó en la 4T.
Dejarlo pasar en Morena como candidato a la gubernatura representaría una derrota total para la Jaguara: Pablo trae su propia música.
Y no dejarlo pasar da lo mismo: él ya está en pláticas con partidos agonizantes, que con alivio le cederán las siglas, lo mismo para sumarlos a Morena que para concretar una coalición que lo haga candidato.
Marcela fue clave en el derrumbe laydista en la capital y el norte de Campeche.
Marcela será clave en el naufragio sansorista que se aproxima, y Bestiómetro se cimbra de emoción por eso.
Que el sobrino Seso, que es lo contrario de la Inteligencia artificial, y su tía Layda, que ya no entiende lo que está pasando o ya pasó lo que estaba entendiendo, sigan privilegiando a Marce.
En el 2027 ajustamos cuentas.
Besitos que aguardan la venganza,
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.