Voy a decir lo que, creo, pensamos muchos:
Ante la ineptitud, la prepotencia, la indiferencia hacia Campeche y la inmensa corrupción que desaparece el dinero sin dejar obras ni beneficios sociales, es decir, ante las peculiaridades que han marcado el gobierno de Layda, los campechanos mereceríamos una oposición que enseñara inteligencia, humildad, voluntad de servicio y ese modo de honestidad que no deja lugar a dudas: la que audita el ciudadano al hacer una revisión de los servicios públicos.
Por desgracia, al espantoso régimen del Jaguar y sus mil y una torpezas, la oposición responde con la más absoluta y aborrecible frivolidad.
Estamos condenados.
Besitos que frivolizan la tragedia y la vuelven rumba,
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.