En esta gustada y zoológica sección denominada: “Las caballadas de doña Jaguara”, hoy le presentamos una cachetada letal del torbellino escarlata, Layda, contra el aerodinámico hocico de su amiga especial, Marcela Muñoz, que más o menos suena así:
“Sin policías, Campeche está más tranquilo”, dijo la mandataria.
Luego entonces, los campechanos no necesitamos policías, y mucho menos a mandos superiores como Marcela y sus michoacanos nueva generación, que en mala hora llegaron a prenderse con inusitado frenesí de la liberal y heroica ubre presupuestal.
Así las cosas, doña Layda, explíquenos: por qué caraxo defiende con tal empeño el cargo de ornato, honorario, inútil, de la doñita rubia que viaja por el mundo junto con sus chilpayates y otros parásitos gracias a nuestro dinero?
Le parece sensato, cosita linda de cabellos adobados, pelearse con sus gobernados por defender la permanencia de una inepta en un puesto de fantasía?
Qué no decía el papá suyo de usted, Laydita (no tiene trabajo), que el gobernante que no escucha a su pueblo no sirve?
No nos sirve, doña Layda?
Besitos.
Tantán.
Nos vemos el sábado en la marcha.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.