Ante los militantes morenos, Aníbal Ostoa jura que Layda Sansores será candidata al gobierno estatal, pero frente a sus cercanos se sincera: la señora no regresa a Campeche.
Mentir a las ovejitas morenas es una necesidad para Aníbal, que sólo invocando a Layda puede lograr algunos apoyos para controlar su partido, cosa que le urge porque pretende llegar al 2021 en posición para negociar con el poder local, representado por Purux Ortega y Alito Moreno, a quienes también ha servido lealmente.
No estaría mal, por ejemplo, una candidatura afín a los dos exgobernadores pero con el membrete de Morena, para que se cumpla el largo sueño del cambio pero todo continúe en la eterna pesadilla de lo mismo.
Ahora bien, me parece que los cálculos de Aníbal son un tanto prematuros porque nuestra amada Layda está haciendo todo lo posible para retornar a Campeche y por la puerta grande.
Hace unas semanas se supo que Layda rentó patrullas para su demarcación, tal y como lo hizo Alito aquí; y que a imagen y semejanza de Alito la doña se negó a proporcionar información sobre el alquiler. El ciudadano que solicitó los datos acudió al Pleno del Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública, Protección de Datos Personales y Rendición de Cuentas de la CDMX (INFO) para quejarse y el INFO exigió a la alcaldía atender la petición y notificó a la Secretaría de la Contraloría General de la CDMX. Hasta hoy el costo de las patrullas permanece en el total hermetismo.
No para ahí la cosa. La Fundación Fertilizando El Esfuerzo, A.C., denunció que autoridades de la alcaldía presidida por doña Layda quieren extorsionarlos con un millón de pesos a cambio de liberar los permisos para construir una plaza comercial, y que integrantes de esa asociación han recibido amenazas por parte de ese gobierno.
Además, doña Layda lanzó una moneda para la delegación Álvaro Obregón: “los Obregones”, que tienen el mismo valor que el peso pero sólo son canjeables en ese municipio y cuyo “propósito es multiplicar el capital social”, según el discurso oficial. El atrevimiento causó alarma en el Banco de México, única institución facultada para emitir dinero, pero la Sansores se saltó la cuestión legal definiendo sus papeles como vales y explicó así el conflicto: “Yo creo que les dio envidia, porque nuestros obregones están más bonitos que los billetes del Banco de México”.
Para colmo, hace unos días El Universal publicó la medición de octubre del desempeño de los alcaldes de la CDMX y Layda resultó la peor calificada con un 68 por ciento de menciones negativas y apenas un cinco por ciento de positivas.
Como pueden ver, es posible que Aníbal esté pecando de precoz.
Sí, es cierto que AMLO ha insinuado que quiere a una mujer en la presidencia después de él y que la íntima amistad de Layda con el rabí macuspano, el papel de mujer de lucha que ha simulado con maestría, la cercanía con las precandidatas, Tatiana y Sheinbaum, y su condición de alcaldesa de una importante delegación de la CDMX la ubican como una protagonista importante en el relevo, pero su nefasto trabajo en la Álvaro Obregón se está convirtiendo en un boicot involuntario a las pretensiones feministas del Peje y tal vez lo mejor sería enviarla como gobernadora de Campeche, donde los daños que podría ocasionar no le importarían a nadie, ni siquiera a los habitantes del estado.
Por tanto, aunque el exilio de La Salomé del Trópico arruinaría las cuentas que Ostoa hace actualmente para continuar prostituyendo su partido, el final sería perfecto: la mentira que ha contado al pueblo bueno y sabio se tornaría verdad, Layda sería la candidata, y las malas mañas de la señora materializarían el sueño lúbrico de Aníbal: que el arribo del cambio garantice que Campeche seguirá sembrado en el lugar de siempre.
Besitos.
Tantán.
Nos vemos mañana con la brevestialidades del charrito Eliseo montando a caballo y alguna otra cosa.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.