El gobierno del Estado tripulado por Alito Moreno, fecundo reproductor de maquetas y teleféricos, adquirió 13 motos Harley Davidson equipadas especialmente para uso de la policía, cuyo costo fue de 450 mil pesos por unidad.
Pero en los próximos días el gobierno del Estado, tripulado por un egresado de la Descartes que no tiene compañeros de generación, anunciará la entrega a la Secretaría de Seguridad Pública de 10 motos Harley Davidson. De las tres restantes y de Camelia nunca más se supo nada, aunque ustedes y yo sospecharemos siempre que se quedaron archivadas en una mansión de 100 millones de pesos en Lomas del Castillo.
El desempeño policiaco no mejorará con estos vehículos, como tampoco ha mejorado con las patrullas nuevas de cada quince días, o con las cámaras de vigilancia, o con etcétera, porque los padecimientos de esa Secretaría son los mismos que tienen en crisis a la totalidad del aparato público. Así que los campechanos de todos los rumbos seguiremos sufriendo el crecimiento exponencial e imparable de la delincuencia, y la prepotencia, improvisación y deshonestidad de los agentes del orden. Escila y Caribdis.
Las Harley se suman a los muchos gastos inútiles de Alito pero confirman que es un maestro en la ciencia de meterse en el bolsillo lo que está a su alcance, y en aplicar remedios de salón de belleza a una entidad enferma de cáncer, para que se vea bien bonita mientras agoniza.
Y agárrense, porque a nuestro Alfredo Palacios del Cuarto Piso le quedan, todavía, tres años y medio para ensayar qué color de lipstick le va mejor al desempleo, o que tono de blush resalta los pómulos de la tragedia económica.
Besitos motorizados.
Tantán.
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Bestiómetro
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.
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