Julio de 2007. Parece que la disidencia de Jorge Luís Lavalle Azar va en serio. Según el sistema de rete Inteligencia champotonero, hace unos días se le vio en un restaurante de la bahía en compañía de Betty Vela, delegada de Banobras. Entre los temas que trataron estuvieron las tendencias de la moda para la temporada Otoño-Invierno, la posibilidad de que el PAN gane las elecciones estatales de 2009, que Jorge Luís comentó jubilosamente, y varios y muy crueles ataques al gobierno del Estado.
Esto último, lo de los ataques al gobierno estatal, viene a confirmar lo dicho tiempo atrás por el arquitecto en el sentido de que Lavalle Azar nunca, jamás toleró ni la candidatura ni la llegada al Cuarto Piso de Jorge Carlos, porque éste no tiene ni la inteligencia, ni el respaldo académico ni mucho menos los títulos nobiliarios que el cargo requiere. Según el Arqui, Jorge Luís Lavalle Azar sólo hablaba maravillas del mejor precandidato que era un tal Jorge Luís Lavalle Azar.
Ahora bien, qué disidencia más cómoda la de Jorge Luís Lavalle. A pesar que su jefe el gobernador le cae en la meritita punta de su aristocrático hígado, sigue aferrado a la titularidad de la Coordinación de Asesores, dependencia que es de vital importancia para el desarrollo de Campeche y del Sistema Solar; uno de sus hijos pertenece a las huestes ibérico-panistas y éstas le entregaron una de las delegaciones más jugosas, la de la SEP; y su otro vastaguito cobra en la Comisión de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado, organismo que también es de suma trascendencia para el progreso y bienestar de la Vía Láctea.
No lo niego: historias como esta me llevan a querer aún más al perro que nunca he tenido, y lo mismo debe de pensar Jorge Carlos después de conocer las inamovibles lealtades de Lavalle Azar; y a pesar de eso, le sigue pagando.
Octubre de 2009. Brincado el 5 de julio, concluyo que la sorpresa no fue la victoria de Fernando Ortega, que era un trámite, sino los 145 mil votos obtenidos por Mario Ávila a pesar de los muchos, muchos meses en que lo presentaron como un sádico torturador de viejitos. Es posible que los abundantes casos de pedofilia ocurridos en el país hayan producido un desconcertante fenómeno compensatorio: la gerontofobia suscita simpatías electorales; aun así, los 145 mil votos siguen pareciéndome una desmesura. En fin.
Ahora bien, el triunfo del hombre que quiere a Campeche parece no representar peligro alguno para sus recientes adversarios. Después de todo, la maquinaria político-empresarial-familiar campechana fue diseñada para preservar los privilegios de unos cuantos y para las mayorías ahí está el Cristo Negro de San Román.
Un ejemplo de ello es don Coquín Lavalle, uno de los más grandes beneficiarios de los cruces de sangre y relaciones entre la perrada intramuros. Como mencioné líneas arriba, don Jorge cobraba como Coordinador de asesores y desquitaba el salario asesorando, con la fortuna que ya todos conocemos, a su hijito Jorge Luis, a su vez coordinador de campaña del Gallo Azul (Remember: “La gente ha logrado esa conectividad con Fernando Ortega”).
Mientras los Lavalle se rete coordinaban y después coordinaban la campaña de Ávila Lizarraga, el otro retoño permaneció en la Cotaipec, recibiendo puntualmente la quincena que le entregaba Jorge Carlos, el gobernador títere, el gobernador corrupto, el gobernador llamado de mil formas por Alerta Campeche, órgano cibernético de difamación que, presuntamente, coordinaba el propio Lavalle Azar en los ratos libres que le dejaba la coordinación del mayor y más guapo de sus coordinadorcitos.
Los resultados del 5 de julio sólo sorprendieron a algunos seguidores de Carlos Felipe y de Mario Ávila. A los primeros porque no les entraba en la cabeza un resultado adverso de su candidato después del sondeo de opinión, metodológicamente impecable, publicado por un diario local que lo ponía 15 puntos arriba de Ruelas; y a los segundos porque no les entraba en la cabeza un resultado adverso después de la
encuesta telefónica, metodológicamente impecable, trasmitida por Teleazul después del debate entre candidatos al gobierno estatal, y que dio como ganador a Mario Ávila por 4 puntotes.
Sin problemas con sus facultades mentales, el resto de los campechanos esperaba pacientemente que los resultados confirmaran las tendencias y entre la gente de Purux la anticipación de la victoria era todavía más intensa, porque representaba la oportunidad, largamente cachondeada, de darle una simbólica patada en salva sea la pestilente oquedad a gente como los Lavalle, que después de una vida prendados a la generosa ubre priista, mostraron grupas y fueron tras las primeras sirenas que les cantaron en gallego.
Pero las cosas no son tan así, dicen en mi pueblo. Precisamente ahora sufrimos una bárbara crisis económica que ha obligado al inquilino del Cuarto Piso a tomar medidas draconianas para sobrellevar su administración, y por eso, dicen, muchos aguerridos puruxistas no sentirán la mano bondadosa del gobierno posarse sobre sus cabecitas. Como a los perros de rancho, los sueltan cuando hay pleito y los amarran cuando hay fiesta. Se esperanzaron en vano, pobres.
Otros, los más cercanos al nuevo gobernador, sí fueron incrustados en la nómina y tendrán 6 años de tranquilidad económica a pesar de la terrible, inmisericorde, lacerante, inhumana, fría y maciza reducción del 10 por ciento en sus salarios anunciada el pasado fin de semana por Fernando (Imagínense: quien ganaba 50 mil pesos recibirá 45 mil, y nadie vive con esa miseria).
Y mientras los aguerridos puruxistas ven cada vez más lejos el hueso y más cerca las súplicas al Señor de San Román, quien hasta el momento no ha anunciado ninguna reducción del 10 por ciento en sus milagrosos servicios, y los nuevos funcionarios estatales se devanan los sesos ideando miles de formas de ahorrar dinero para sobrevivir a la disminución en sus percepciones, Coquín Lavalle ni se mosquea.
Con todo y los desvelos que dedicó al PAN y a los Mouriño en el intento de llegar al gobierno del Estado; a pesar de tantas infamias perpetradas contra su amigo y jefe durante 6 años, Jorge Carlos Hurtado, y contra el candidato del PRI a la gubernatura, Fernando Ortega, Coquín Lavalle seguirá recibiendo puntualmente, mes con mes, más de 200 mil pesos por la renta del edificio donde vegeta la Secretaría de Desarrollo Rural. Y esa cantidad no está sujeta a ninguna medida de austeridad.
Se los dije: la mafia político-empresario-familiar de intramuros es un mecanismo de alta precisión y durabilidad, que siempre cae parada.
Lo mejor entonces, mis queridos puruxistas, es aprender la lección del maestro: Si muerdes la mano y siguen dándote de comer, que viva la disidencia, qué carajo.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.