A Rafael Minaya lo renuncian de su cargo voluntariamente a la fuerza la semana pasada. Lo acusan de deslealtad a la causa del Morena, de trabajar para MoCi. Él deja la delegación del Infonavit culpando de su despido a Laydita, la que viene cada seis años a alborotar el establo y luego parte hacia tierras lejanas con el producto de sus ventas.
Horas después, Minaya promete información que sólo podrá medirse en escala de Richter y anuncia rueda de prensa para mañana martes.
Cuando Minaya declara que destapará el pomo de las esencias, una periodista local lo amenaza en Twitter. Le advierte que de abrir la boca le aplicarán el expediente que le tienen “calientito”. Esa periodista es suegra de Sarmiento (el exsecretario de FOB que ahora milita en las filas de Layda) y fue parte de la prensa que saturó de elogió a un gobernador famoso por afinar maracas, don Lalo.
A partir de la amenaza, el caso se percude todavía más. Pronto se sabe que la razón del despido de Minaya fue haberle arruinado a don Lalo un negocio con el Infonavit por 550 millones de pesos, de los cuales 50 millones ya le fueron entregados para permisos, compra de terrenos y urbanización para la construcción de mil 116 viviendas.
El propio Minaya, en su cuenta de Facebook, denuncia que una empresa llamada Carzabela (¿Carrillo Zavala Abelardo?) “ha incumplido muchas minutas y el convenio”.
Son once proyectos similares en todo el país, sólo uno se ha finiquitado y todos huelen a podrido, me comenta.
Don Lalo, lastimado donde más le duele a los políticos, en el dinero ganado honestamente, exigió la cabeza de Minaya a mi niña Layda, su aliada hoy contra los delirios hereditarios de Alito, y mi niña se la concedió con lujo de violencia.
La periodista borró el tuit pero ya era demasiado tarde. Don Lalo ya está en el escenario.
Al mismo tiempo que Minaya es despedido, Layda envía a un sobrino, Balín Gutiérrez, para que ocupe la delegación del Infonavit. Balín presenta su cédula profesional, imprescindible para alcanzar el cargo, pero es rechazada por la institución. Era falsa. Para ponernos en sintonía, el documento de Balín era balín.
Balín fue candidato a la alcaldía de Layda y Convergencia en 2003, adversario de Purux Ortega (FOB) en aquel entonces y ambos de Juan Camilo Mouriño. Luego de hacer la faramalla opositora, Balín se integró con FOB.
Fue con FOB en el gobierno del Estado donde Balín alcanzó fama internacional y logró uno de los golpes de suerte más célebres de la historia campechana: la invención de un vehículo anfibio, avalado y patrocinado por Conacyt, Sedeco y demás, que en realidad era un plagio y nos costó 14 millones de pesos.
El Infonavit nombró hoy a una delegada interina proveniente de Yucatán para reorganizar la pelotera y darle a don Lalo lo que le corresponde, en tanto Balín estudia una carrera exprés en la Descartes para no fallar la próxima vez que la tía Layda bendiga su analfabetismo funcional.
Así va el drama hasta este momento. Las partículas permanecerán suspendidas hasta mañana cuando Rafael destape el pomo de las esencias y el aroma a Carzabela impregne Campeche.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.
