Ruelas rindió su primer informe de labores y, la verdad sea dicha, lo único que recuerdo entre tanto bla bla bla es que en diciembre se casará por la iglesia con Karlita y que está orgulloso de que le llamen el Príncipe del Lechón Tostado, título nobiliario que incluye cuerito. Sea por dios. Pero si el evento sirvió para maldita la cosa como resumen de trabajo, en cambio fue una oportunidad espléndida para comprobar hasta qué punto el factor Ruelas desnuda las animadversiones y simpatías de los medios campechanos.
La cobertura de Telemar, por ejemplo, dejó en claro que Ruelas ya fracasó y no hay vuelta de hoja, y al día siguiente Tribuna llevó a extremos delirantes los trabajos de demolición. En Telesur, en cambio, se esmeraron tanto en dejarlo bien que acabaron trasmitiendo una triste parodia de los tiempos dorados del priismo. Los conductores estaban obsesionados en que nos tragáramos la fabulosa historia del Príncipe del Lechón Tostado que le dio un beso a una rana amurallada y la convirtió en una urbe austriaca.
Lo publicado por Tribuna es un eslabón más de la persecución contra Ruelas, que inició con su designación como candidato, ha continuado igual durante todo un año y seguirá imperturbable hasta el 2012. No se extrañen si un día de estos Tribuna revela que el presidente municipal de Campeche ha cometido los 7 pecados capitales y violado los 10 mandamientos, según declaraciones de Che Cu.
Telesur y Expreso han seguido otra ruta. En campaña se comportaron como brazo fiel del panismo; es más, en el debate entre aspirantes al gobierno del Estado pusieron en práctica marrullería y media para favorecer a Mario Ávila, incluyendo una encuesta inverosímil. Pero después se deshicieron de la víscera, negociaron con todos y hoy día Fernando y Ruelas comparten espacio televisivo y primeras planas en santa paz, pero tratándose de éste último, tal y como atestiguamos en el informe de ayer, tienen muy claro que la hora es la que usted quiera, señor presidente municipal.
Que los imperios mediáticos locales divulguen versiones radicalmente distintas de un mismo hecho no es causalidad, dicen los que saben, sino la cosa más normal del mundo si tomamos en cuenta que Ruelas no le da ni un peso partido por la mitad a Tribuna y Telemar por concepto de publicidad, en tanto que Telesur y Expreso se están llevando la maleta; de ahí que desnuden sus preferencias de forma tan evidente. Y no sólo ellos están metidos en el juego de tergiversar la información.
En un intento desesperado de construir una red mediática que funcione como contrapeso de Tribuna, el periódico más influyente del Estado, Ruelas paga más de cien mil pesos mensuales a cada una de las televisoras restantes para que hablen bien de su gobierno y lo protejan de la mala leche. La verdad, es dinero tirado a la basura porque los pocos programas de esos canales funcionan como armas de destrucción masiva dirigidas contra el auditorio. Pero Ruelas está convencido de que la inversión vale la pena y además el dinero ni es suyo, el blindaje noticioso lo pagan los campechanos que, según él, merecen más (no dijo de qué).
Ruelas rindió su primer informe, los medios lo tradujeron de acuerdo a sus muy particulares intereses y por ese camino arribamos al punto más álgido del disparate: Campeche es la madre querida de la mayor cantidad per cápita (por piocha) de televisoras (7), periódicos (5) y revistas (un chingo) de todo el país, pero los liberales y heroicos patriotas sólo atisbamos la imparcialidad informativa en el momento en que nos partimos la madre en un bache descomunal. Sea por dios.
Entremés
Una ráfaga de Expediente del domingo pasado revela que los arcos conmemorativos del Bicentenario que pusieron en la calle 12 costaron 450 mil pesos cada uno y parecen adornos de pastel de boda. Tiene toda la razón. Faltó decir nada más de quién fue el negocio de los 900 mil pesos pero confío en que Miguel Sulub, el contralor, irá con Vidal Angles y Raúl Pozos a ver si ellos saben algo al respecto.
Es probable que sí.
