En capítulos anteriores les conté de los estudiantes de inglés engañados por el Instituto de la Juventud de Campeche (Injucam) o por una empresa regiomontana llamada Soluciones Lingüísticas Globales, que prometieron cursos que incluían los exámenes para la certificación TOEFL por un precio de miércoles de verduras en Chedraui: de 9 mil 100 pesos, costo normal, a 950 pesos. Demasiado bello para ser verdad o, si me permiten otro lugar común, ahí había maqueta encerrada.
Los cursos iniciaron en noviembre del año pasado y un mes después Emilio Lara Calderón, en ese entonces director del Injucam, anunció que se habían superado las expectativas del Programa Nacional de Inglés en Campeche: mil jóvenes ingresaron en esos cursos y se estaban gestionando más salones debido a la enorme demanda. Más de 300 muchachos en lista de espera.
Pero a partir de marzo los cursos fueron desmantelados gradualmente sin que nadie diera una explicación, y durante el mes de junio, en la ruta crítica de las campañas políticas, fueron cancelados definitivamente.
Trascendió que los maestros no estaban recibiendo su paga ni los alumnos el material didáctico prometido, pero no hubo información oficial. En Injucam se dedicaron a emplear tácticas dilatorias para brincar la fecha electoral sin alebrestar al estudiantado; de hecho, pidieron que no se hiciera público el desmadre para no afectar al PRI, estrategia que, como vimos, fue bastante exitosa.
Por fin, el 20 de julio el nuevo titular de Injucam, Ruiz Carrillo, aseguró que en la segunda semana de agosto, de acuerdo al calendario de la SEP, la empresa Soluciones Lingüísticas Globales AHS S.C. retomaría los cursos y que el pago de los maestros ya había sido cubierto (Por Esto!, 20 de julio). Los alumnos fueron citados el lunes 13, pero ese día los maestros les enviaron mensajes anunciando que el reinicio se pospondría una semana por falta de pago. Y el lunes 20 lo mismo.
Es obvio que aquí hay fraude. O Injucam no pagó o la empresa de Monterrey recibió el dinero y lo convirtió en maqueta. El caso es que, otra vez, el gobierno de Alito enfrenta el fracaso. Y ahora no se trata de la anulación temporal de la construcción del Puente de la Unidad y demás monumentales lactancias, sino de algo muy menor que nos da idea de la ineptitud sexenal: no pueden siquiera organizar un maldito curso de inglés cuyo costo, 10 millones de pesos, es inferior a la suma de camionetas blindadas de 3 millones y medio, guaruras hiper entrenados y fusiles P-90 de fabricación francesa que Alito necesita para trasladar sus implantes mamarios de la nada al ridículo y zonas aledañas.
De ese tamaño la idiotez.
Y quedan tres años.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.