Qué cosa tan espantosa el último Martes del Jaguar. Se confirmó lo que temí desde que inició la demolición de Alito Moreno: sin los audios, ese programa de humor preocupante y de sermones indigestos nos matará de tedio. Sin el presidente del PRI narrando su infinita degradación, los puntos de rating del programa serán menores que los logros de la Sansores en su primer año de variedades.
La lotería está cantada: para que el show sobreviva necesita de Alito y sus cochinadas que, por desgracia y ordenamiento jurídico, ya no pueden ser presentadas; por suerte para doña La-Ida, el priista no necesita de nadie para destruirse y esa es la salvación del Jaguar you.
El lenguaje de Alito ya es Patrimonio Nacional de la Leperada y con toda justicia: al lado de nuestro paisano, Kamel Nacif es Bambi recitando a Octavio Paz. Y la voz, caraxo, con esas entonaciones de bravucón de taberna, es más efectiva para identificarlo que una prueba de ADN.
Con esos atributos, no hace falta mencionarlo para que esté.
Por tanto, un nuevo segmento en el Martes del jaguar llamado “Adivina quién es”, cumpliría la misión: que vuelvan los audios pero sin atribuirlos a nadie, sin subtítulos ni fotos, sólo el fondo blanco, las voces y la putrefacción política llevada al delirio. Y al regresar de esa inmersión en el mi3rder0 del brother, la petición al pueblo bueno y sabio para que, a través de las redes sociales, revele los nombres de los protagonistas.
A fin de cuentas, fue Alito quien nos enseñó que la mejor forma de violar las leyes es la simulación.
Me gustaría ver qué pueden hacer los jueces, sus amparos y sus vericuetos jurídicos contra un Fuenteovejuna virtual encaprichado en devolverle a Alito las mil y una humillaciones que le propinó en sus tiempos de gloria.
Ahí tiene, doña Jaguara, mi aportación a su causa. Que conste que la hice en el momento en el que el Martes del Jaguar goza de buena salud, en apariencia, pero está ya condenado a peregrinar sin rating si la miseria humana de Alito abandona el show.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.
