Viernes, 22:34. Hoy rompimos de nueva cuenta nuestro propia marca de contagios, más de 5 mil en 24 horas, y al mismo tiempo las autoridades decidieron inexplicablemente que 16 entidades pasaran del rojo al naranja en el semáforo del bicho asiático. Súmenle que AMLO insistió en invitarnos a no tenerle miedo al covid mientras que los 3 mil muertos calculados en un inicio van ya en 16 mil y, según proyecciones, remontaremos los 40 mil.
En la conferencia de prensa Gatell ya no quiere hablar del pico de la siguiente semana porque no tiene caso ser repetitivo. En un fenómeno como este hay muchos, dijo. Ayer estaba en otra sintonía y por enésima vez anunció que el pico sería la próxima semana. Súbitamente el singular se transformó en plural y el Apocalipsis de hoy en ocho tornóse desastre cotidiano. Es más confiable la Madre Tierra que nuestro epidemiólogo: a ella le das dos pedazos de pollo frío y un trago de marrapache y te regala un Tren Maya.
El presidente es una fuerza moral, no de contagio. Desde que Gatell afirmó lo anterior supe que su ciencia estaba supeditada a su carrera burocrática. El caos que estamos viviendo es la consecuencia lógica de eso. Se retrasó el llamado al aislamiento porque AMLO necesitaba seguir en campaña, se anticipó el fin del aislamiento porque AMLO necesita seguir en campaña.
Además, muchos mexicanos desafiaron el quédate en casa, algunos por necesidad, otros por irresponsabilidad, porque chingue a su madre la vida, porque la pandemia es un invento para implantar el Nuevo Orden Mundial, porque cada rodilla derecha es una mina de litio y la señal 5G multiplica los videos de Yolanda Valladares.
No nos detengamos que hay más elementos en la construcción de la tragedia: somos uno de los países que menos pruebas ha hecho, para eso no hay recursos, casi todo el dinero es dirigido a programas clientelares porque hay elecciones pronto y las expectativas de la 4T se están cayendo a pesar de que la oposición es repugnante: Morena es tierra caníbal, la crisis económica ya es grave y empeorará, los números del desempleo son alarmantes, más muertos que nunca por la delincuencia organizada, incremento de feminicidios y desapariciones, florecimiento de la corrupción impune de los acólitos de AMLO, y la estrategia de usar La Mañanera para lanzar acusaciones diarias y desviar la atención, copiada de las enseñanzas de Goebbels en la Alemania Nazi y reproducida por muchos sátrapas alrededor del mundo, cada vez es más obvia y menos efectiva.
Oh, sí, lo olvidaba: Pemex es un hoyo negro y peludo: lo que no se tira en clientela electoral va para ahí: por cada peso destinado a Salud Obrador le echa seis a la empresa petrolera y nomás no levanta, las pérdidas siguen. En Dos Bocas hay más agua que en el lago de Texcoco porque arrasaron los manglares, atentado contra el ecosistema cuya protección, por cierto, fue el principal argumento para desechar el aeropuerto fifi neoliberal; la CFE de Bartlett opera con criterios medievales, sus recibos son instrumentos de tortura inquisitorial y… ya me cansé. Síganle ustedes.
Peña, Calderón, Fox, Zedillo, todos ellos fueron unos grandes hijos de puta; huyendo de sus destrozos nos entregamos a AMLO, pero el fracaso cada vez más evidente de la T de 4 está operando un efecto inverso e insuflándole vida a los partidos que creímos haber sepultado en 2018. Caraxo, cada vez encuentro menos razones para no incluir al fraile del totoposte en aquella lista de canallas. Así no, priamlo.
Regresemos a Gatell: desde que rebuznó lo de la fuerza moral supe que sus decisiones estaban condicionadas por la temperatura del saco escrotal del caudillo evangélico. Le atiné porque de entonces a la fecha, entre el acurvado del aplanamiento y el Modelo Centinela Oligofrénico y la pandemia domada y los escapularios y el Detente!, sólo hemos estamos jugando el juego de las sillas con los picos pandémicos, picos que, hoy nos fue revelado, son más abundantes que el hidrógeno.
Besitos.
Tantán.
Photo: Getty Images
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.
