¡Medio lechoncito por el amor de Dios!

…pidieron las maestras del CREE en la casa de campaña de Fernando Ortega. El porcino sin influenza era para festejar a los niños con capacidades diferentes, que como dice el Quijote: no sólo de Teletones vive el altruismo. Ante un colaborador de altísimo rango del Purux, las señoras repitieron la súplica y explicaron que Carlos Rosado Ruelas (Todos los derechos reservados) se los había ofrecido, pero desecharon la oferta porque son priistas de tiempo completo, una de ellas hasta presumió su credencial firmada por Lugo Verduzco, dirigente del tricolor en los ochentas y autor de esta enigmática frase: “En las elecciones, se gana o se pierde”.

Fernando Ortega Bernés es un vasallo extramuros. Traducido al español, lo anterior quiere decir que es un plebeyo, un jodido, uno de esos que odian al América y le van a las Chivas, equipo de albañiles. Puede que ustedes no compartan esta opinión, yo tampoco porque respeto mucho a los equipos de futbol, pero es así como la élite que gobierna Campeche desde hace 150 años ve al de la manito en el corazón. Si es candidato es porque los jodidos también votan y, obviamente, su voto es para un jodido como ellos. Pero que no crea que ya la hizo. Para demostrarle quien manda, lo tienen pegado a la pared, con el vuelto de los chicles en la bolsa. En la campaña de Fernando no hay dinero.

Esto y otras muchas cosas sabe el colaborador de altísimo rango de Ortega Bernés pero ahí, frente a las maestras, sabe también que apoyar a los niños significaría buena prensa y la simpatía del electorado. Por eso el candidato del PAN está desesperado por sumarse a esta causa, sería un buen golpe mediático y además barato, al fin y al cabo es un Ruelas (Todos los derechos reservados) y lo que toca lo convierte en aliciente para la arterioesclerosis. El colaborador pone a funcionar las pocas neuronas que han sobrevivido a la pereza burocrática hasta que encuentra una solución: Carlos Felipe.

Carlos Felipe, por si no lo saben, ha ostentado casi todos los cargos importantes del gobierno estatal, incluyendo el de secretario de Gobierno. Su vida entera ha transcurrido en el servicio público sin que nosotros, los que teóricamente hemos sido servidos por él, sepamos a ciencia cierta para qué sirve. Después de su carnavalesca precandidatura al gobierno del estado, aceptó la encomienda de ir por la alcaldía, él sí con toda la lana del mundo, que no es un plebeyo sino parte del grupo en el poder y puede que hasta le vaya al América.

El colaborador pidió a uno de sus subalternos comunicarse con Carlos Felipe para enterarlo. Era un hecho, no palabras, que aceptaría encantado porque oportunidades como esta, pocas. Carlos Felipe contestó, le deletrearon con calmita, paciencia y salivita lo de las maestras, el lechoncito tostado, el Día del Niño, los niños del CREE, la buena prensa, la simpatía del electorado y el soplo de resurrección que representaría para su inerte candidatura. La respuesta de Carlos Felipe fue:

-Pues habla con Raúl Pozos.

-Raúl Pozos es el coordinador de campaña de Fernando Ortega, señor, y ahí no hay recursos, con usted sí, y esto sería beneficioso para los dos porque…

-¡Habla con Raúl Pozos!

-Pero señor, fíjese en…

-¡¡¡Habla con Raúl Pozos!!!

Los mariachis callaron. De la casa de campaña de Fernando salió el lechoncito tostado para los niños del CREE y de la biografía de Carlos Felipe en Wikipedia esta frase dizque suya: “…a la gente se le debe preguntar y trabajar en lo que quieren, porque a ellos nos debemos.”