Ayer les comenté que el secretario de Educación, Esteban Moctezuma, insinuó que en 15 días nuestros niños podrían retornar a sus colegios; les supliqué que tuvieran cuidado con eso.
Cuando escribí el texto el sustituto de Alito, Aysa, no se había pronunciado respecto a lo dicho por Moctezuma. Lo hizo después y se dio un batazo en las nueces.
El semáforo epidemiológico se nutre con la información que los estados envían a la Secretaría de Salud federal, y como los datos del gobierno local son consistentes en cuanto a que los contagios han disminuido, escasean los muertos y la ocupación hospitalaria es mínima, Campeche pasó al amarillo hace unas semanas y está a nada, dice Gatell, de prender el color verde. La pandemia está controlada.
Por supuesto, Gatell ignora, o simula ignorar, que esos datos son patrañas, manipulaciones que son el sello de los mandatarios campechanos que lo mismo hicieron con el zika, el chikungunya y aquella célebre epidemia de cólera en que las cifras tuvieron que ser cambiadas varias veces hasta que el gobernador estuvo satisfecho con su estrategia para contener la enfermedad.
Basado en los números de Aysa, el secretario de Educación acomodó sus esperanzas en el regreso de los niños a las aulas y eso, que en teoría debería de alegrarnos, nos produjo estertores de pánico porque vivimos a diario la disociación entre realidad y ficciones oficiales y, por consiguiente, sabemos que sería un crimen reactivar las clases presenciales.
Y en eso llegó Aysa y confirmó nuestras sospechas.
Declaró el paliceño que en su administración no se gobierna con impulsos ni ocurrencias ni mucho menos se experimenta con la salud de la población, y me parece muy bien pero hay un fallo en su declaración: ni Gatell ni Esteban fueron ocurrentes, sólo reaccionaron a la información precisa y confiable que, se supone, recaba, analiza y envía la Secretaría de Salud local y esta indica que la pandemia está casi domada y por tanto es factible plantear el regreso a la normalidad.
Al sostener Aysa que es una ocurrencia, un impulso y un experimento la propuesta de volver a las actividades educativas, propuesta que Moctezuma concibe a partir del recuento que el propio gobierno de Aysa proporciona, nos indica hasta qué punto ha manoseado las cosas para que la pandemia parezca menos grave y su mandato menos inepto, y refleja el temor que siente de que su burbuja color amarillo verdoso se estrelle con el mundo real sin la ayuda del filtro burocrático ni de ilusiones matemáticas.
Desde el inicio, cuando archivaron el primer caso de covid para no cancelar el IronMan, supimos que este sería un fúnebre carnaval de imposturas. Lo hemos confirmado.
Enfermo de mitomanía y atrapado en sus delirios, Alito fabricaba maquetas y las presentaba como logros consumados de su régimen, un demente bobalicón comparado con Aysa que cree que su Diario de la Peste es un libro para colorar por números en el que a los muertos les corresponde el verde.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.
