La madrugada de hoy, una banda de maleantes asaltó el jardín de niños Virginia Pavón Góngora, en pleno centro de Champotón. Se llevaron todo lo que encontraron, desde computadoras hasta un muñeco de plastilina de cinco brazos y tres cabezas, sin que las fuerzas del orden perturbaran su derecho al robo, situación normal porque aquí el olfato policíaco sólo se activa cuando un cristiano estaciona su coche en línea amarilla, alguien duerme la borrachera en vía pública o un conductor foráneo cae en un retén y tiene que pagar para no contagiarse de rabia.
Otro más de los “casos aislados” que a últimas fechas se han multiplicado en la entidad más segura, según la cantaleta oficial.
El siguiente capítulo será la conferencia de prensa del Fiscal del Estado, que nos dirá que después de usar los métodos más modernos de investigación, de revisar cámaras de seguridad y Google Earth, de consultar la ouija y a dos que tres cartomancianos de comprobada eficacia, la única explicación posible es la del autorobo.
El informe de la Fiscalía desatará el enojo de los críticos, los emisarios del atraso, los que no quieren a Campeche, pero el gobernador Alito Moreno los pondrá en su lugar con sesenta mil declaraciones y todas las fotografías imaginables: inaugurando un bache, abrazando búfalas sudorosas en veda electoral o comiendo moscas en un puesto de tortas. Una carnicería.
Pero si las declaraciones e imágenes no funcionan, entonces los críticos, esos traidores que detestan el pan de cazón, no saben bailar jarana y no han memorizado las canciones de don Pepe Narváez, sentirán todo el peso del partido de Alito: un discurso de César Camacho, una seguidilla de moches de Manlio Fabio, una foto de Ibom Ortega en lencería antes de las 17 mil cirugías plásticas que se ha tributado, o clases de inglés, literatura y geografía con Peña Nieto.
But of course, en la batalla contra los rivales de Campeche también intervendrán las fuerzas locales del PRI. El mongoloide Raulito Uribe desatará sobre los críticos todo el peso de su amor filial por su tío San Antonio, y el diputado Pablito Angulo, en trance lírico, los acribillará con la fábula del águila que era gallina.
Ignoro cuántos crímenes hacen falta para que los casos aislados se conviertan en crisis de seguridad, pero no hay problema en Campeche a pesar de lo que digan Pozos, Renato y otros aliados del desastre que insisten en que el título de Alito es de la René Descartes. La realidad es que aquí sólo han habido, hay y habrán suicidios y autorobos. Lo demás es crecer en grande.
Besitos.
Tantán.
La verdad es relativa, sólo la neta es absoluta.
En este artículo:
Escrito Por
Bestiómetro
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.
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