A un mes de las votaciones, pregúntome: ¿cuál será el verdadero nivel de repudio en Campeche contra el PRI y, sobre todo, contra el goberladrón Alito Moreno?
El domingo primero de julio vimos todas las versiones del PRI torcido, corrupto y corruptor, intimidante y cavernario. Ahí estuvieron las búfalas de sobaco atómico y los malandros que contratan para masacrar opositores (saludos, Gladys Zavala); vimos a los taxistas esclavizados por sus patrones desalmados, por el IET y por el hambre acarreando votantes; vimos a los policías de Cuquito Argáez (la mascota del loco Aysa) fungiendo como delincuentes electorales. Y mucho, mucho dinero, volquetadas de dinero para comprar funcionarios de casilla, representantes de partidos, conciencias miserables, etcétera. Le digo que lo vimos todo. Fue un festival de atrocidades para aplastar la voluntad popular.
Y sin embargo, Alito perdió hasta los implantes mamarios, incluso sus proyectos para la continuidad del saqueo fracasaron brutalmente: su sobrino Christian, sus amigos Chanona y Claudio, etcétera. Recuperó Champotón en la mesa, con un fraude espantoso; en Carmen intentó lo mismo y el caso está en tribunales, y pudo hacerse de tres diputaciones que estaban en la bolsa de Morena gracias al IEEC de Mayra Fabiola que logró rescatarlas para el PRI, con la amable disposición de la fracción morenista de Aníbal Ostoa. Pero esas “victorias” significan nada, el daño está hecho: el domingo primero de julio de 2018 acabó el sexenio del animAlito.
Ahora bien, si la trampa es la clave histórica para el triunfo electoral y el goberladrón la practicó en todas sus modalidades, y sin embargo el pueblo lo pateó en el suelo y le atoró las maquetas en ese lugar donde fabrica buena parte de sus decisiones de gobierno y sus declaraciones a la prensa, entonces ¿qué votación hubiera alcanzado el priismo sin los malos hábitos que le son propios? Tal vez ni siquiera hubiera mantenido el registro y aquí nos enfrentamos a otra verdad lascerante: si queda PRI en Campeche es porque el dinero de nuestros impuestos fue usado para el fraude que lo ayudó a sobrevivir, y en retribución, la entidad es un desastre de obras inconclusas, hospitales que son morgues, calles intransitables y 18 trimestres con el siniestro honor de ser la peor economía del país.
A cambio de los retazos del PRI, Campeche perece en grande.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.