En Champotón hay 25 policías, pero 10 de ellos están asignados permanentemente al Palacio Municipal, caseta de entrada, Finanzas, etcétera, así que son 15 los que resguardan la seguridad de 40 mil habitantes. Para ponerlo en contexto, hay más agentes cuidando la mansión del goberladrón Alejandro Moreno Cárdenas que en toda mi ciudad, la tercera más grande del estado.
En las últimas semanas hemos visto con horror cómo se han incrementado los robos. Opera aquí la dramática conjunción entre el crecimiento desmedido de la delincuencia en el país, que nos está alcanzando, y la inoperancia policiaca que tiene dos razones: el raquítico número de elementos destacados en mi rancho y la disposición para realizar su trabajo, porque si para combatir los robos son bastante apáticos, digamos que se hacen chiquitos, la cosa cambia cuando persiguen polarizados o chips Repuve porque ahí tienen innumerables oportunidades de mordida; entonces sí, hasta parecen integrantes del Mosad.
Alexia Paredes es champotonera y reina del carnaval de Campeche. Para ayudarse económicamente en su reinado la muchacha decidió, junto con su familia, organizar una quermés en el parque principal de mi pueblo el domingo pasado. Para ello solicitó permiso al ayuntamiento con oficio, firmas, sellos y demás, y lo obtuvo.
El domingo hubo quermés. Hubo hasta que oscureció, las luces del parque se encendieron y luego se presentaron buena parte de los 15 policías a apagarlas. No quermés aquí. Órdenes. Arriba.
Nadie sabe qué tan arriba.
Cabe la posibilidad que el boicot haya sido cosa del alcalde, que por ganarse una estrellita con el Supremo Idiota, a quien le debe el cargo, solicitó la intervención de la policía para impedir la celebración de la reina del carnaval de Campeche cuya organización está a cargo de Eliseo Fernández Montúfar.
Cabe la posibilidad también de que la orden viniera del goberladrón Alejandro Moreno Cárdenas, del secretario de Gobierno Aysa o del secretario de Seguridad Pública, que sabrá dios cómo se llama o si existe siquiera. Ellos son los responsables de la policía por aquello del Mando Único y el motivo podría ser el mismo, afectar al alcalde de la capital del estado. Esta versión encaja mejor, incluso podríamos prescindir del líder sindical Bonilla y de la maqueta sin que la historia dejara de tener consistencia.
En cualquier caso, queda en entredicho el alcalde Daniel León, cuya administración dio el permiso para la festividad, y también el gobierno del Estado, responsable de la policía, repito, a quien le ha importado un carajo el auge delincuencial en mi ciudad pero que fue capaz de movilizar a sus 15 mataperros con uniformes y patrullas para aplastar la amenaza global que, supongo, representaba Alexia en su quermés.
Este tipo de excesos deben alarmarnos porque demuestran que nos gobierna un manojo de estúpidos, y que por ser gobernados por un manojo de estúpidos estamos condenados a ver cómo nuestra situación empeorará irremediablemente a menos que entendamos esto: todos estamos en riesgo, y es asunto de todos ganar lo que aislados y desprotegidos hemos perdido frente a los bandidos.
Por lo pronto hoy a las cinco de la tarde, partiendo del parque de San Patricio, marcharemos para exigir a las autoridades el fin de las fábulas numéricas y los discursos felices sobre la entidad más segura y el inicio de los trabajos para garantizar nuestra integridad y la de nuestros bienes. Es a los delincuentes a los que deben maltratar como maltrataron a Alexia el domingo pasado, Champotón y el resto del estado deben ser cuidados con el mismo esmero con el que la policía estatal protege la mansión de 100 millones de pesos del goberladrón Alejandro Moreno Cárdenas.
El horno ya no está para botox.
Besitos.
Tantán.
Imagen tomada del muro Facebook de Liss Mérida.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.