Pozos renunció al PRI. Según la fábula que ha contado a sus allegados, pactó con Layda ser el próximo candidato a gobernador por Morena y, como parte del acuerdo, se fue del “instituto político” que Alito ha transformado en covitario; a eso súmenle que Raúl ha dado otros pasos decisivos en su marcha triunfal rumbo al Cuarto Piso, como recomendar en Facebook recetas caseras para hacer desodorantes.
Creo que hoy Pozos perdió la oportunidad de dejar de ser, por una vez en su vida, uno más del montón. De haberse quedado en el partido que lo rescató de la pobreza y lo convirtió en un hombre rico, y cubrió de impunidad cada centavo de esa conversión, se hubiera ganado su lugar como una excepción aquí donde sobra descaro y falta integridad. Se hubiera pasado en limpio.
Mantenerse a bordo del barco que naufraga, como los capitanes, le hubiera aportado a su biografía la categoría que sus limitaciones le han negado; pero Pozos, tristemente, eligió ser rata.
Con este salto Pozos ratifica que es un tipo sin imaginación, otro acróbata de los tantos que contaminan la política mexicana, y que su voluntad por diluirse en lo común y corriente es irrevocable.
Y si para Pozos esta renuncia es una confirmación de su vulgaridad, para nosotros es una advertencia.
Aunque Layda abandone sus ganas de gobernadora para darle chance de construir “el Campeche que todos queremos”, Pozos no puede ser otra cosa que Pozos y eso lo condiciona trágicamente. Primero, porque no hay dinero suficiente para colmar la voracidad de quien siempre será un prófugo de la pobreza; y segundo, porque las cualidades que un líder requiere para convocarnos a terminar con la docena maldita no están depositadas en la mente que diseño el programa Zapatitos Solidarios.
Lo que Pozos garantiza como gobernante es, precisamente, lo que nos ha arruinado.
Raúl pudo darle a su trayectoria un toque de integridad que le hubiera valido unas horas como tema de plática. Hoy pateó esa opción y, lotería con las peras del colmo, la Divina Providencia le respondió cruelmente: tres minutos después de presentar su renuncia le tocó el primer lozoyazo de la temporada: panistas recibiendo bolsas enormes de dinero, video que saturó las redes sociales y los espacios informativos. En medio de esa vorágine el documento de Pozos se redujo a la misma intrascendencia en que transcurrió su carrera política. 38 años que se desvanecieron como un pedo en un huracán.
Se irá donde Layda huyendo de Alito. Por suerte para Pozos la coyunda seguirá teniendo sabor a botox.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.