Nuestro presidente se las sabe de todas, todas; es un ajedrecista invencible, un profeta del metaverso político, un Talleyrand trimilenario, una tlayuda maquiavélica.
Frenado en seco por el secretario de Estado de EEUU cuando estaba por declarar el abandono de México del TMEC, nuestro líder imaginó de inmediato un recurso para echarle humo a su tropezón e imponer en la agenda nacional otra discusión estéril. Así reinició su Plan de Paz para Europa.
Es una estrategia brillante la de monseñor AMLO. Primero ubicó a tres personajes de alcance internacional (él, a pesar de lograr el segundo lugar entre los mejores presidentes del mundo, se excluyó; su modestia es ejemplar), y los ganadores fueron: el Papa Francisco, el presidente de la ONU y el Primer Ministro de la India.
Una vez seleccionados sus mensajeros, AMLO imaginó la segunda etapa: que vayan a la zona de conflicto y trabajen como intermediarios para lograr la paz y la armonía entre Rusia y Ucrania. Este plan parece ideado por una Miss Universo, dirán los fifis siempre hirientes, cuando la realidad es que el proyecto es complejo como rayar una libreta.
En la próxima participación de México en la Asamblea de la ONU, AMLO dará a conocer esto que hoy les narro a través del canciller Marcelo Ebrard. Así fue anunciado en La Mañanera. A partir de ese momento, será cosa de segundos para que la paz reine en el mundo, nuestro líder sea aclamado por las muchedumbres planetarias y el Papa, el de la ONU y el de la India lleguen a Palacio Nacional con oro, incienso y mirra para la Santísima Criatura de Tepetitán.
Pero no acaba ahí la magistral maquinación de AMLO. Cuando su peón del Vaticano y los otros estén cebándose en un banquete con hartas garnachas, tamales de chipilín y agua de chía, esa que convierte la próstata en aspersor, Obrador los someterá a la siguiente fase de su estrategia… y un día después, el Papa y sus amiguitos partirán a pacificar a los cárteles mexicanos.
Porque sepan, oh mortales, que lo de Europa fue planeado por la Primera Mollera Patria como un entrenamiento, un primer roce para adquirir callo con villanos civilizados como Putin. Lo de aquí es un poquito más complicado y por desgracia el Ejército no está disponible porque tiene otras encomiendas de mayor importancia, como perseguir “comentarios tendenciosos” en redes sociales.
Les digo que nuestro Primer Señor Licenciado es el Kasparov de los pantanos.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.