Antes decían. Siempre eligen reyes a puros juniors y eso no está bien, el carnaval más antiguo de México es del pueblo y de ahí deben salir sus soberanos. Inche Campeche de unos cuantos.
Ahora dicen. Debajo de qué piedra sacaron a estos saraguatos, en su casa los conocen. ¿Qué pretende el comité organizador al elegir a estos ilustres desconocidos? Por decisiones así están acabando con el carnaval más antiguo de México.
Mientras tanto, Alito succiona la ubre presupuestal con una voracidad que deja a Purux, González Curi, Hurtado Valdez y demás goberladrones en calidad de top models anoréxicas, y salvo algunas voces que claman a lo lejos, a nadie parece incomodarle.
Conclusión: nos importa lo que no importa.
El tema de los reyes de carnaval ha desatado en redes sociales una efervescencia que nunca han despertado otros asuntos en verdad relevantes, por ejemplo las razones que han convertido a Campeche en una fosa de miseria, desolación y delincuencia.
Porque cuando se trata de esas razones, corrupción e impunidad entre otras, que mantienen a la entidad en terapia intensiva, preferimos voltear a otro lado como en una rutina de nado sincronizado. La coreografía de la indiferencia.
Ah, pero cuando el tema son las frivolidades que nos apasionan, como el carnavalito local, entonces sí: somos bravos, criticones, crueles e inflexibles. Ahí desahogamos las frustraciones y el enojo que nos causan los alitos y puruxes pero que no les decimos cara a cara por cobardes. ¿Qué tan naco es el rey feo?, preguntó algún imbécil en Facebook, y vengan los 500 mil comentarios, la mentadera de madre, las descalificaciones baratas, baratitas y francamente vulgares, y los 4 millones de likes. Humillamos al soberano del carnaval porque no es el gobernador. El festival de los infames.
Y así, entre indiferentes e infames, en tanto nos despedazamos encontrándole sentido a un carnaval lúgubre, vamos consolidando a Campeche como el grano del culo del mundo, categoría que, creo, nos pertenecerá hasta que nos arrasen por completo los gobernadores o el cambio climático, lo que suceda PRImero o antes de ser posible.
Felicidades.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.