Crack económico mundial, aves que renuncian a la migración estacional, reedición de los éxitos de Los Temerarios. Es el apocalipsis. Walter Olivera ha renunciado al PRI.
Sé que explicar quién es Walter puede parecer una necedad, pero en tiempos trágicos como estos la gente tiende a la desmemoria, así que les cuento: Walter es amigo de Alito Moreno y su secretario de Comunicación Social en el gobierno del Estado; hasta lo llevaron al PRI nacional pero no dio la talla. Rebotado por incapaz, Walter se instaló en Mérida y le puso a su esposa, una hija del gober Aysa, un negocio de ropa exclusiva en alguna plaza de esa ciudad.
Pero vivir fuera de la abundancia del erario tiene sus bemoles, sobre todo ahora con la economía en crisis, y Walter estaba acostumbrado a secretaria, secretario, asistente bifásico, chofer, coro, 14 celulares, maquillista, suburban blindada y un extenso etcétera, así que pronto se convenció de que necesitaba cabalgar de nuevo por las verdes praderas del presupuesto y se alió con Eliseo.
Desde hace varios meses, Walter busca empresarios interesados en invertirle a la campaña de Montúfar a la gubernatura y en esa labor hace mancuerna con El Gallo Claudio, adversario de juguete de EliBb en el 2018.
Sí, así es: Walter, el que arreaba a los textoservidores de Alito contra Eliseo para facilitarle el único acto que le sale bien al karateka frenético: la victimización, es ahora su operador. De Claudio no me extraña: Eliseo y él estudiaron juntos en la Anáhuac Mayab y compartieron casa en Mérida, en la dirección Buenavista #48; sus hostilidades fueron una estrategia anti-morena.
Pero les decía, Walter se fugó hoy del tricolor y, casualmente, Eliseo renunció… perdón, solicitó ayer licencia en el ayuntamiento en respuesta a la votación del panismo en favor de las coaliciones, que en lo local aniquilan sus aspiraciones para privilegiar las de Moreno Cárdenas.
Entrevistado hoy en gira por Calkiní, Eliseo anunció que se iría a MoCi porque no quiere nada que huela a Alito y además dijo: “Porque no existe, y te lo puedo decir, eh, no existe un sólo aspirante a la gubernatura… que tenga calidad moral como yo si la tengo”. Walter y el Gallo Claudio escucharon este versículo mientras podaban un árbol que da moras.
En suma, campechanos: después de dejar en claro que los enfrentamientos fueron simulados, sin acomodo en el Morena, sin intenciones de hundirse junto a los delirios de Alito y rechazados por el PAN, Eliseo, Walter y Claudio viajan a MoCi; mientras tanto, Raúl Pozos refrenda su apoyo a la que una vez lo mandó a privatizar a la ñora que lo parió.
“Layda nos une”, dice Raúl, que hace muchos años renunció a cualquier forma de respeto a sí mismo, y es cuestión de minutos para que se tiña el cabello de rojo y se ponga a chupar un cactus hasta alcanzar cierto parecido con su nueva dominatrix. Lo que sea con tal de seguir lactando dinero público. Y sí, ya hay morenos dándole la bienvenida.
La política campechana es la variante tercermundista del absurdo.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.