Un funcionario del municipio de Candelaria, gente de Chava Farías, fue capturado en la frontera con Guatemala con una cantidad formidable de droga, el equivalente, dicen, a 40 millones de dólares.
La nota puso a hervir ayer las redes sociales. Una página, Narcos Campeche, creada para el caso y sin seguidores, usó la información para agredir al panismo local enfrentado a Eliseo y partidario de Farías, y luego Narcos Campeche fue compartida por los troles de Eliseo en los santuarios Face de Eliseo y con publicidad pagada para que volara por la red sin riesgo de caer en un bache no reparado por Eliseo.
Me detengo un instante porque el absurdo obliga. Si los ataques de EliBB pretendían ser anónimos finalizaron siendo lo contrario, porque las infamias navegaron en las mismas páginas donde el patrocinador presume sus eventos de gobierno y su informe dominical. Recordé los panfletos de Champotón, esos que brotaban en tiempos políticos y que todos sabíamos quienes los escribían con solo leer las faltas de ortografía.
Sigo de largo. Echada a andar la campaña contra Farías se armaron bandos: los elifans vs. Chava y los panistas encubridores, éstos contra el rufián EliBB que ataca por la espalda, y el colofón fue que Eliseo solicitaría el antidoping de los caballos que Farías lleva a todos lados.
Más allá de los disparates, creo que este revoltijo es mucho muy serio.
La preocupación respecto a Chava era antigua, me comentaron; es más, la cuestión no era si algo como lo de Guatemala iba o no a suceder, sino cuándo. Sucedió ya, el golpe ha sido demoledor y mucho me temo que hasta aquí llegaron las aspiraciones políticas del aldeano a caballo.
Caído Farías, el escenario quedó puesto para EliBB.
Puedo entender cabalmente los ataques de ayer de Eliseo contra Farías porque así se juega esto, en ciertos casos; porque en ciertas circunstancias las grietas del rival deben trocarse en boquete.
Pero aquí se requería otra táctica porque el adversario de Eliseo nunca fue Farías sino la directiva panista, que apoyó al de Candelaria con la intención de deshacerse del campechano. No se trataba de trolear con las vísceras contra un blanco equivocado, sino de aplicar el oficio político cuyo primer mandamiento es privilegiar intereses superiores.
Por tanto, Eliseo debió optar por la conciliación con el líder azul Pedro Cámara, porque ambos bandos no tienen más opción y porque la directiva siempre puede infringir un daño irreversible. Además la recompensa lo vale: una vez en el trono las posibilidades de venganza son infinitas. Pero EliBB no puede evitar que lo gobierne la inmediatez, la soberbia, los complejos y la inabarcable estupidez, atributos que le contagió su amigo de infancia y creador político, Alito Moreno, y encaramado en esos demonios se lanzó a la locura.
La ofensiva en la red fue una demostración de supina vulgaridad que redujo el tema principal, el narco infiltrado en la política campechana, a la patética feminización del otro: La Nordika, Pablita, La Pacheca, La Ruelitas.
El desenlace fue que hacia dentro del PAN esas afrentas convirtieron las diferencias políticas negociables en rencores personales insalvables.
Y hacia afuera del partido, de frente al electorado, no sé como haya caído el recurso de feminizar a los contrarios para humillarlos, de gritarles ¡eeeee, puuuutos! a pesar de las sanciones de la FIFA, imprudencia que sacó a relucir el machismo silvestre de Eliseo, que lo pone en riesgo en tiempos de lucha contra la violencia de género y que mucho me recuerda, de nuevo, a Alito Moreno y aquel desplante en el congreso, cuando con descaro, con lascivia y con la intención de hacerse el simpático ante su corte de lamehuevos, miró largamente las nalgas de la desprevenida diputada Bibi Rabelo.
En conclusión, el escándalo en la frontera de Guatemala eliminó a Chava Farías como posible candidato del PAN al gobierno estatal, la candidatura le cayó en las manos a Eliseo que prefirió diluirla a karatazos. ¿Ruelas?
Besitos.
Tantán.
