¿Se han fijado de esto?: llevamos quince días de huelga policiaca y, curiosamente, Campeche ha vuelto a ser lo que era antes de la llegada de Layda y Marcela.
Cuesta trabajo creer que los delincuentes, en solidaridad con los policías, pararon labores y de ahí la tranquilidad de estas dos semanas; en cambio, no me parece tan peregrina la idea de que la paz recuperada es producto de una curiosa relación: la Secretaría de Seguridad y las bandas criminales eran tripuladas por los mismos personajes: Marce y sus michoacanos.
Caraxo, Layda: trajiste refuerzos purépechas como si no nos bastara con las plagas de negros, tapires, puruxes y alitos que hemos sufrido.
Bestiómetro teme que regrese la delincuencia grande, la de de grueso calibre, así que…
Viva la huelga!
Besitos sospechosistas.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.