Para homenajear a Teresita Durán y Bertha Paredes, articulistas de Tribuna, iniciaré con un encantador lugar común: en teoría todos somos iguales ante la Ley; en la práctica vivimos bajo el mandato de Orwell: “En esta granja todos los animales son iguales, pero unos animales son más iguales que otros”.
Hoy encontré esta nota en un medio local: “Defecan en alrededores de un pozo de agua potable”. En síntesis, los trabajadores de una empresa yucateca que realiza obras en Tenabo desalojan las tripas cerca de la fuente de abastecimiento de la población; por el batidero, la constructora será multada. Esto me parece muy bien.
Ayer se efectuó el informe legislativo. Como les platiqué en un capítulo anterior, se trató de espléndida barrabasada de Fernando Ortega por dos razones: la primera, porque fue una dolorosa burla cuando diputados y senadores votaron en función de la línea de Los Pinos, ignorando a sus representados a los que ayer, carajo, dizque vinieron a rendir cuentas. Lo aconsejable era que operara sus milagros la memoria bulímica de los campechanos.
De hecho el propio Peña Nieto, a sabiendas de la crispación provocada por sus ocurrencias, evade los cuestionamientos y ha dejado a los medios la tarea de hacernos tragar la píldora con promocionales bastante estúpidos, sobredosis de guadalupanismo y fútbol, y noticias alarmantes sobre aumento del boleto del Metro y los conflictos en el Pérsico y otras galaxias muy, muy lejanas.
La segunda razón es el suicidio del proyecto meta sexenal de Fernando Ortega, fuente de abastecimiento de algunos adelantados en la sucesión. Con el fin de promover a los suyos terminó entregándole un escenario inmejorable al diputado federal Alito Moreno, que le ganó todas las cartas. Paradójicamente: el gran vencedor del informe fue el propietario único de los rencores solidarios.
Pero el motivo de este artículo es que, para completar la tragedia, Alito aprovechó la ocasión para calumniar al gobernador con inusitado frenesí: lo llamó “responsable y prudente”, lo pateó en el suelo al decirle “hombre de palabra, de valor y de valores”, y remató con una estocada hasta la empuñadura: “No tengo duda de que cumplirá todos sus compromisos”. Alito fue aplaudido ferozmente por los asistentes y poco faltó para que lo sacaran en hombros. Esto me parece muy mal.
Si, como indica la nota citada líneas arriba, la empresa yucateca será multada por las bestialidades de sus trabajadores, exijo que el mismo rigor se aplique en este caso y también sea castigado Alito Moreno, faltaba más. O todos hijos o véase el título de este artículo…
Besitos,
@Bestiometro
La verdad es relativa, sólo la neta es absoluta.
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Escrito Por
Bestiómetro
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.
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