Día 18. Sigo en la cárcel por orden de Alito Moreno Cárdenas.
#BestiometroNoSeCalla
El día 18 de octubre del año pasado, en junta de mejor proveer, la juez del Juzgado Tercero del ramo familiar me concedió la guardia y custodia de mi hijo de 8 años. 24 horas después me la quitó.
Un día le bastó a la juez para regresar sobre sus pasos, refutarse por completo y condenarme a ver a mi hijo en un centro de convivencia, como si yo fuera un papá problemático.
Por supuesto, me inconformé con el dictamen del 19 de octubre y me amparé. Gané el amparo hace unas semanas y causó estado. La contraparte no respondió.
Es así como llegamos a las verdes y campechanas praderas del absurdo legal: destruído el mandato del 19 de octubre por el juez federal, queda vigente el del 18 de octubre, así que, en estos momentos yo soy el depositario de la guardia y custodia de mi hijo, pero estoy encarcelado acusado de sustracción de menores por una demanda plagada de anomalías.
Se confirma: en Campeche el aparato de justicia tiene razones que la Justicia ignora, pero que Alito Moreno, ese faraón de cumbia y guarache, prostituye a la medida de sus necesidades, rencores y complejos.
Si estoy en la cárcel porque la justicia me acusa de sustraer a mi hijo, ¿cómo cumplo con la guardia del mismo que la propia justicia me entregó? Misterio.
Besitos custodiados.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.