Día 33. Sigo encarcelado por orden del gobernador campechano Alejandro Moreno Cárdenas.
Homenajeando la ancestral costumbre campechana de hacer todo al revés, el día de mañana, a las 13:30 horas, van a llevarme a Casa de Justicia a una fársica Junta de Mejor Proveer con la intención de quitarme la guardia y custodia de mi hijo, para que la denuncia en mi contra armada a retazos por la fiscalía empiece a encajar.
Porque hasta ahora la imputación del Fiscal Juan Manuel Herrera en mi contra no se sostiene. Tuve a mi hijo en Champotón por petición de su propia madre, así lo corroboró la Juez del Juzgado Tercero Familiar que el 18 de octubre me concedió la guardia y custodia.
Llegados a éste punto, queda claro que los cargos por no pagar manutención y por sustracción de menores fueron ficciones elaboradas para justificar tanto la humillación pública al padre irresponsable, caldo podrido que nadie tragó porque estaba clarísima la motivación política del caso, como la violencia del arresto, el montaje de las audiencias y la prisión preventiva como medida cautelar, que resulta desproporcionada y ridícula, y cuya verdadera finalidad era recluirme en la cárcel para aislarme en una celda y obligarme al silencio, cosa que, creo, no ha tenido mucho éxito.
¿O a cuántos padres conocen ustedes, que acusados por no pagar manutención, amenacen de muerte en la cárcel por escribir pen-de-ja-das?
Lo triste es que mañana, por protocolo de seguridad, me llevarán a Casa de Justicia esposado de pies y manos, y así me verá mi hijo al que no veo desde la tarde de un sábado de hace 6 meses, cuando jugó su segundo partido oficial de beisbol y rumbo a la casa, mientras se bañaba, vestía y aguardaba la llegada de su mamá, me hizo prometerle cien veces que practicaríamos mucho su bateo porque quería pegar cuadrangulares.
Pasar del bate sostenido por padre e hijo para desentrañar los misterios del swing al padre maniatado por esposas y cadenas será una impresión devastadora para el niño. Si salgo de aquí, si no me accidento por orden del Supremo Idiota, tendré que trabajar mucho para borrar esa experiencia traumática de su cabecita, y quién sabe. La miseria humana produce heridas que, a veces, son indelebles.
Besitos de padre desobligado.
Tantán.
Postdata: que hoy mi exesposa dará una rueda de prensa. Podrían preguntarle, por favor, si ella mintió o no en su denuncia. Sólo eso.
#BestiometroNoSeCalla
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.