A mi cuenta Whatsapp llegó un video de Aníbal Ostoa que me pareció delicioso por múltiples motivos.
Por principio, Ostoa acepta con singular gallardía su avanzada edad y eso, en esta época de políticos que combaten al tiempo distorsionándose con implantes y ampolletas de botox, debería bastar para aplaudirle si no fuera por un alarmante error de diagnóstico:
Mucho antes de que le cayera encima la decrepitud, Aníbal ya se movía por el mundo politico con el dinamismo de un caracol parapléjico y la capacidad estratégica de una aldaba.
Por eso fue que la diputación local, la senaduría y la Secretaría de Gobierno le quedaron enormes; sí, la vejez ya lo alcanzó, pero su inutilidad no se explica por los años amontonados sino por otra razón: Animal es un Aníbal.
Además, en la misma sesión Ostoa se lanzó contra Eliseo acusándolo de saquear al ayuntamiento y sí, yo sí le creo esa afirmación letra por letra, palabra por palabra; lo que no me creo de Aníbal es ese ánimo de denunciar rapiñas que me parece reciente, selectivo y ridículo.
Para comenzar, Aníbal ha trabajado décadas con Layda, y es obligado recordar que cada peso que la doñita ha ingresado a sus cuentas, cada propiedad, tiene su origen en la corrupción y el consecuente empobrecimiento sistemático de Campeche;
…Para seguirle, Aníbal es parte del gobierno del Jaguar, que ha administrado más de 60 mil millones de pesos en tres años sin dejar una sola obra como testimonio;
…Y como fin de fiesta, Aníbal vio el estridente saqueo de Alito sin siquiera pujar; es neta: vio la burla de las maquetas y silencio, vio el uso del aparato de justicia como instrumento represivo y silencio, vio el derroche en aviones rentados y silencio, vio el destrozo y el abandono criminal del sistema de salud y silencio, vio la compra de diarios y televisoras con recursos públicos y silencio; lo vio todo, caraxo, y su única respuesta fue abrazos y no balazos… o algo así.
Puedo, dijo Aníbal, ver a los campechanos a los ojos, y posiblemente sea cierto; pero el hecho condenatorio es que a Alito sólo le veía los sabañones.
Y con esa misma indolencia vio desfilar el breve desastre de Aysa, vio a Roberto Sarmiento y su achichincle purux, y vio a Jorge Carlos Hurtado industrializar el Camino Real.
¿A qué viene, entonces, ese ánimo delator del profe?
Lo divertido de todo esto es que Aníbal es hoy candidato al senado pero no en la versión plurinominal, su preferida. Ahora Ostoa tendrá que ganarse el voto haciendo campaña a ras de suelo y los campechanos tendremos la suerte de verlo en un ambiente distinto.
Por su calle, amado lector, pasará ese vendaval guinda, ese rehilete que engaña la vista al girar, prometiendo que hará lo que ha hecho siempre pero agravado por el naufragio de la vejez.
Besitos artríticos,
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.
