La nueva adquisición de Morena se llama Raúl Paz Alonzo, era un maldito prianista, es senador y es yucateco. A partir de ayer pasó a integrar la secta obradorista y en la sesión de hoy en el senado, en la que se discutirá la continuación del desastre de la Guardia Nacional, comprometió su voto a favor de los delirios castrenses del presidente, a pesar de que hace unos pocos días tronaba contra esta idea con inusitado frenesí.
No está claro qué fue lo que inclinó a un enemigo tan feroz de la militarización como Raúl a cambiar de opinión. Unos dicen que fue por despecho: él creía merecer la candidatura del PAN al gobierno de Yucatán pero su partido lo rechazó porque esa ya es propiedad de Renán Barrera. Ahora será el abanderado de Morena y los morenitos de a pie, los yucatequitos fieles a la causa desde que era nada, pueden irse con rumbo a ese lugar donde yacen los ideales y otros elementos perjudiciales con que los idiotas pretenden triunfar en la política.
Otros argumentan que Raúl se empinó por algo más grave: su cuñada fue encontrada muerta y aunque las “investigaciones”, por presuntas presiones del senador, determinaron que fue suicidio, existen sospechas de que el hermano fue el homicida. El caso adquirió relevancia debido a la insistencia de la familia de la víctima, que ha participado en foros exponiendo su tragedia y hace poco consiguió que fuera inscrito en el Observatorio Nacional de Feminicidios.
No sabemos a ciencia cierta con qué ofrecimiento o amenaza Adán Augusto le chupó el pescuezo a Paz Alonzo, pero tampoco importa. Al final el yucateco se tragó letra por letra sus declaraciones contra la militarización del país, posó sonriente con Mario Delgado en la ceremonia en que renunció a la militancia blanquiazul para convertirse a una nueva fe, y hoy saldrá a votar junto con sus nuevos amiguitos de Morena, el partido al que ahora dedicará su tiempo y convicciones bajo la orden sagrada de “no mentir, no robar, no traicionar”, y cuyo líder total, Andrés Manuel López Obrador, ha dicho miles de veces que detesta la politiquería y a los políticos sin principios que sólo velan por sus intereses.
El senador Raúl Paz llegó a la casa guinda. Ahí, entre iguales, será feliz.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.
