48 horas después de que cuatro personas de su comitiva arrastraron y golpearon a Manolito, el sobrino de Alito y Nacido para perder, Christian Yadiro, posteó un video en el que aclaró su posición frente a los hechos:
Blablabla la agresión no quedará impune blablabla la culpa fue de otros blablabla esa madriza se la pusieron con mi sueldo de actriz blablabla Manolito te quiero mucho blablabla 500 perros se envenenaban sobre la tela de una araña blablabla queremos paz y no la guerra.
48 horas tuvieron para pensar en algo que resucitara la campaña de Yadiro, que estableciera un antes y un después en esta candidatura desastrosa, y salieron con el recurso genérico intercambiable de prometer afanes justicieros en lo que se amontonan los días, se olvida el asunto y dejan de joder con Manolito.
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El comportamiento de los textoservidores de Alito en estos últimos días ha ido más allá de la infamia. Ya no hay en ellos sentido alguno de la proporción ni de la dignidad.
Hace dos semanas actuaron como defensores de la libertad de expresión cuando los laydos atacaron a dos periodistas en La Comer de Campeche, pero 24 horas después, cuando empleados del alcalde carmelita Oscar Rosas hicieron lo mismo con dos reporteros de Telemar, enmudecieron.
La indignación simulada del primer caso fue parte de una instrucción de campaña para endilgarle a Layda y a sus seguidores la etiqueta de violentos, preparando el camino para culparlos cuando estalle la violencia en la jornada electoral, el único camino que le queda a Alito para imponer al sobrino.
Y si lo anterior es repugnante, lo que vimos con Manolito fue peor. Primero, entre el viernes y el mediodía del sábado, el silencio; después, la instrucción de descalificar acusándolo de borracho. En esa versión se estacionaron los perros de prensa hasta que en la noche del domingo el sobrino Yadiro posteó su video. Entonces Manolito adquirió humanidad ante el textoservicio, que cambió el discurso y se fue contra Layda para exigirle que ella también se disculpara con los periodistas atacados por su feligresía.
Oscar Rosas, por supuesto, no fue mencionado. Otra vez un acto de proselitismo, no de defensa del gremio.
Después recibieron la orden de ir contra Telesur, el medio que difundió en grande la agresión contra Manolo y otras desgracias de ese viernes trágico de inicio de campaña. Para ello presentaron una propuesta comercial hecha por Telesur al gobierno yucateco en 2019 por doce millones de pesos anuales. Es que Telesur difama para hacer rico a su dueño, señalaron.
Primero: que la condena al chayo venga de los textoservidores de Alito arruina el mensaje, lo convierte en algo que tiene que ver con la envidia más que con la denuncia, porque ellos son muchísimo más baratos. Segundo: el textoservicio difama, lo vimos con Manolito, y la razón también es defender y enriquecer a su dueño, la única diferencia es la procedencia del dinero: Alito compró sus medios y los compró a ellos con dinero campechano. Y tercero: no fue Telesur el que golpeó y arrastró a Manolo, fueron los priistas de Chirstian Yadiro y ese es el hecho fundamental; lo demás son patadas de ahogado que también golpean a Manolo y exhiben la miseria humana de la “Prensa Yadira”.
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El larguísimo viernes finalizó ayer cuando el presidente del PRI local, Medina Farfán, en respuesta a la disculpa simulada de Yadiro, denunció a atacantes ficticios de Manolo ante la Fiscalía que Alito prostituyó y convirtió en instrumento de venganzas y encubrimientos. La finalidad es tan obvia que da lástima: ganar tiempo (lo único que puede ganar el Nacido para perder) hasta que Manolo deje su lugar a otra barbarie de campaña y que lo demás corra a cargo de la memoria campechana, bulímica desde siempre.
Nop, en esta aventura electoral del sobrino no encuentra uno un gramo de inteligencia ni de imaginación, aquí sólo hay productos Ferragamo.
Besitos.
Tantán.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.
