“Los problemas de pederastia se deben a varios factores: la sociedad ha tendido a ser muy liberal en ética sexual y se ha promovido la no prohibición, sino la tolerancia a todo desorden; ahora vemos las consecuencias.”
En otras palabras, el episcopado mexicano recurrió a las enseñanzas de Chico Che para armar este argumento que ya es conocido como “La teoría del sapo”. Si hay curas pederastas es porque los niños, engendritos mal influidos por la liberalidad sexual que pregona la maldita sociedad, buscan lo suyo bajo las sotanas. Lo que faltaba.
No nos extrañemos si en poco tiempo el episcopado revela que los curas acusados de pederastia han tenido que recibir ayuda para resistir las tentaciones a que son sometidos por niños lujuriosos vestidos de marinerito.
Insisto, ante la estupidez que ha mostrado la iglesia para evadir su responsabilidad, ante la soberbia que al parecer no piensan deponer y que los lleva al absurdo de intentar desplazar la culpa hacia la sociedad, es mejor prevenir:
Exijamos que los curas porten en la sotana la leyenda: “No dejen que alcance a sus niños”.
Sobre la universalidad de la estupidez
El secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, dijo:
“Muchos sicólogos, muchos siquiatras, han demostrado que no hay relación entre celibato y pedofilia; pero muchos otros han demostrado, me han dicho recientemente, también, que hay relación entre homosexualidad y pedofilia. Esta es verdad. Muchos han… lean los documentos de los sicólogos. Entonces este es el problema. ¡Basta!”
La afirmación de Bertone provocó que hasta los tripulantes de la Santa Sede, lugar donde el funge como segundo de a bordo, cedieran por conveniencia a la superstición haciendo como que escuchaban a una virgen parlante. Era de esperarse: es tan endeble la vinculación que establece don Tarcisio (con ese nombre debería dedicarse a sodomizar santorales) que sobran ejemplos para desmentirlo: ahí está el caso del cavernal primate Norberto Rivera, a quien hasta el momento no se le ha señalado como pederasta.
Soy aborigen champotonero, licenciado en Ciencias Ocultas y Administración Púbica, adicto a los Pumas de la UNAM y a las tortas de cochinita de Sacha, feliz de haber pasado media vida en reventones, orgías y actividades similares y afligido por haber desperdiciado miserablemente la otra mitad, y dedicado al periodismo para cumplir fielmente la profecía de mi abuelo Buenaventura Villarino, hombre sabio y de fortuna, que más o menos decía así: “Estudia mucho, hijo, o acabarás de periodista”. Besitos. Tantán.
Edgar
15 de abril de 2010 at 5:01 pm
Cuantas inocencias se han robado en nombre de dios? Cuantas habran sucedido en Campeche… porque si los ha habido
morano
18 de abril de 2010 at 12:00 pm
Comparto con tigo tu opinión escrita. Pero que te parece este letrero en la sotana, “No dejad que los niños se acerquen ami”
saludos Maic.